jueves, 9 de julio de 2009

La sirena

No veo a nadie en el horizonte. Desde hace días, semanas, meses, años, nado a veces con la corriente y otras contra ella. En muchas ocasiones contra la corriente. Quiero pensar que eso me hace más fuerte. Hoy estoy exhausta. Es cierto que algunos días he tenido la compañía de otros nadadores. No lo es menos que varios han desaparecido bajo la espuma de las olas. La vida no se anda con bobadas. Son cincuenta años de nadar. A ratos se me caen las lágrimas. Al comienzo distinguía con nitidez el salitre de mis ojos del salitre del mar. Ahora ya no puedo apreciar la diferencia: creo que me estoy fundiendo con el mar. Acaso confundiendo con el mar, la mar: nuestra mar.


No veo a nadie en el horizonte. Tal vez sea miopía de recursos o -sencillamente- astigmatismo. El caso es que me gustaría un poco de compañía y no estaría nada mal que un pesquero me permitiera descansar unos días en cubierta. ¡Tantas brazadas en dirección al amanecer! Es agotador.


Durante muchas semanas nadó a mi lado una pequeña sirena: era simpática, juguetona, brillante... Creció, llegó un momento en el que quiso protagonizar sus propias aventuras y -tras un remolino de agua y viento- desapareció. Eso me hizo sentir triste, apagada, gris, sola. Esa es la palabra terrible: sola.

Hoy escribo para ella: por si me lee entre las líneas del horizonte y -alguna vez- regresa por un tiempo (ver foto) ¡Nos reíamos mucho juntas! ¡Era tan estimulante y bello estar a su lado! Ningún otro humano tiene su encanto. Nadie alumbra tanto la existencia como ella: ni siquiera la medusa aurelia aurita (eléctrica y luminosa en la noche más oscura del alma).

Sigo nadando hacia el amanecer: esperando su regreso. Exhausta.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Uy, uy, uy... ¿Has mirado bien? Estoy convencida de una cosa: seguramente tu sirena está a tu lado aunque a veces no la veas (el alma de las sirenas se une con mucha facilidad al alma humana, por lo que, aunque en lo tangible parezca que no está... mira bien que estoy segura que si está).

Bien, mientras esperas a tu sirena... ¿qué tal si observas los delfines que nadan a tu lado? Y las focas, y ¿por qué no? hasta los peces globo y los peces payaso que nadan junto a tí.

La mar, la vida, nos presenta multitud de compañeros. No dejes de verlos por mirar al horizonte en busca de tu sirena.

Tagore decía: "Si lloras porque no ves el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas"

Un beso desde el corazón

P.R. dijo...

Es la primera vez que escribes, hasta donde yo conozco, con tristeza honda. Supongo que será una situación puntual y momentánea porque tú sabes bien que la vida sin la risa no merece la pena. También sabes que la distancia no es el olvido, pero que cada uno, sirena o simple nadador, debe hacer su propio, único y exclusivo trayecto pensando siempre que cada día...es nuevo y maravilloso.
Que vuelva pronto esa espléndida sonrisa.