sábado, 20 de febrero de 2010

Up in the air

Acabo de llegar del cine. Después de visionar una película no deseo hablar con nadie. Escribir, sí. Hablar no, porque me quedo durante algunas horas encerrada dentro de mi cabeza recorriendo los impactos visuales, ambientales, sociales, culturales y relacionales del filme; también los mensajes del guión: los repaso por si tuvieran algo, bastante o mucho, aprovechable para mi momento o el de alguna de las personas con las que trabajo.

Creo que tengo que explicar que no veo la televisión en absoluto desde hace cuatro décadas. Nada. Reconozco a algunos personajes televisivos por los periódicos que leo a diario. Nada más. Ni siquiera los dos años que trabajé como periodista en televisión veía los programas. Los de producción se desesperaban conmigo, yo hacia mi trabajo: lo hacía muy bien y por eso no tenían queja. El caso es que el impacto que las películas produce en mí es inusual por el hecho de que veo una cada... mes o algo así y siempre por recomendación de alguien a quien respeto y aprecio. La de hoy tenía dos estrellas, es decir, dos recomendaciones de otros tantos amigos : Txema y Manu, cinéfilos de los que visionan al menos tres películas a la semana en la gran pantalla.

Entre otras muchas cosas el protagonista ofrece conferencias en escuelas de negocios y utiliza como metáfora recurrente la conveniencia de ir por la vida con una mochila ligera en lugar de cargarla de enseres cotidianos y propiedades así como de múltiples relaciones -a su entender algo muyyyyy pesado-. Todo O.K. hasta que se enamora y ya no puede seguir profetizando las bonanzas de la mochila vacía porque ¡sencillamente! ya no cree en ello. No les contaré más para no destrozar la película... Tal vez resulte interesante cuestionar de qué llenamos la mochila que todos llevamos a la espalda, cuánto pesa, y si tal vez ha llegado el momento de aligerarla... Up, in the air.

2 comentarios:

Socrates dijo...

Vaya, "casualmente" yo también la vi ayer.

Me gustó, y al igual que tú, trato de sacarle jugo a lo visto.

Pienso que hasta de la película más "chorra" se puede sacar algo interesante...

Ana dijo...

Pues yo esa no he visto, pero os recomiendo mucho "Invictus", la de Morgan Freeman que interpreta a Mandela.
Impresionante ejemplo de liderazgo, de persona, de humanidad...y preciosa metáfora, a través del rugby, de la vida real.
La disfruté muchísimo y la pondría como "deberes" (que la vean) a todos los que llevan personas en las empresas...