viernes, 16 de abril de 2010

¿Qué nos frena?

Hoy he estado en un centro de lujo dedicado a la salud, en realidad un gimnasio de élite al que prefieren llamar Achmea Helth Center (Centro de Salud Achmea). Se respira un aire sereno a pesar de los trepidantes ritmos del step, body building, pilates... Hay flores flescas en cada rincón, toda la prensa en varios idiomas, revistas, humeante té, café y zumos naturales servidos por un maitre amable que habla un inglés exquisito -ya que es nativo de la isla emigrado a Holanda hace más de una década- según me ha contado mientras me servía un regular cofee con galletita dietética incluida. Puro glamour situado en el puerto de Rotterdam.

Puesto que es un club privado, me han dejado entrar gratuitamente con invitación preferencial de un socio lo que me ha permitido gozar de una mañana increíble en una piscina a casi treinta grados desde la que -entre largo y largo- veía entrar y salir buques de mercancías, taxis acuáticos y waterbus- los tradicionales autobuses turísticos de los Paises Bajos-.

Tras media hora de natación escuchando mis propias brazadas y con tan solo dos personas más en el recinto, me he regalado una sauna en la que he estado rodeada de mujeres desnudas, de todas las edades, nacionalidades, tallas y cuerpos con biografía propia: cicatrices de cesáreas, operaciones de pecho, celulitis, senos gigantescos o diminutos como aceitunas rellenas. Cada una respetuosa consigo misma y con los otros, aplicando aceites sobre décadas de piel: madres, hijas, abuelas, blancas, negras, asiáticas. Tolerancia extrema de la diferencia en otra modalidad que la creativa. Creo que es precisamente la tolerancia lo que hace de Holanda un país con encanto y lo que, de paso, permite una convivencia pacífica en la calle. Como diría Cubeiro: fluir para confluir e influir... Fluir con uno mismo, para confluir con los demás, e influir en el entorno. Sigamos juntos, tolerancia hasta el punto en el que no peligre nuestra propia identidad o capacidad de supervivencia...

Tras la piscina y la sauna, dando un paseo por un bosque cercano, he descubierto dos árboles textualmente devorados por hiedras (ver foto). Si bien los jardineros acaban de arrancar la base, las trepadoras se han adherido al tronco y a las ramas hasta una altura de más de cuarenta metros y me han parecido una metáfora de las personas cuando las conozco en el despacho. Estos hombres y mujeres son fuertes, hermosos, creativos, llenos de recursos (como los árboles) y -sin embargo- se sienten confusos, bloqueados o lentos: tienen hiedra trepando por sus muslos y brazos, enredaderas que han crecido a su costa a base de ideas limitantes, desesperanza, falta de lucidez...

En ocasiones la hiedra proviene de nuestros ancestros (sus valores y creencias) o de la cultura del entorno... Kilómetros de raíces. Tolerancia para fluir, confluir e influir civilizadamente sacudiéndonos cada rama de hiedra que frene nuestro avance hacia el infinito. Observe, por favor... ¿qué ideas/ actitudes/ personas/ situaciones o creencias se enroscan en sus piernas frenando su avance y crecimiento? Hiedra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi hermana trabaja en la EPO (Agencia Europea de Patentes) en La Haya. Ciertamente Holanda es un gran Pais, a pesar de su pequeño tamaño. Admiro de ellos su concepción del espacio urbano y del paisaje, como un bien común que hay que preservar y mantener en buen estado. Esta tarea de conservación e innovación sostenible, hace que se sientan orgullosos de la belleza que poseen y crean en su entorno vital.
Siento tristeza por que en España (aunque se ha avanzado mucho en ese sentido) habitualmente nadie se preocupa por su entorno, mas allá del propio Portal de su vivienda. Esta forma de ser , esta falta de conciencia del "bien común" nos perjudica enormemente y nos lastra individualmente y socialmente . Se impone un cambio de mentalidad firme , suave pero constante.

Saludos.

Rosa Díaz García dijo...

Tu post me ha recordado una canción de Rosa León que quizá conozcas,"Volver a los diecisiete" y te transcribo alguna estrofa,que creo merece la pena releer y sobre todo volver a escuchar la canción entera.

"...Mi paso retrocedido cuando el de ustedes avanza,
el arco de las alianzas ha penetrado en mi nido,
con todo su colorido, se ha paseado por mis venas,
y hasta la dura cadena, con que nos ata el destino,
es como un diamante fino, que alumbra mi alma serena.

Se va enredando, enredando como en el muro la hiedra
y va brotando, brotando, como el musguito en la piedra,
como el musguito en la piedra si, si, si ...

Lo que puede el sentimiento, no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder, ni el más ancho pensamiento,
todo lo cambia el momento, cual mago condescendiente,
nos aleja dulcemente, de rencores y violencias.
Solo el amor con su ciencia, nos vuelve tan inocentes.

Se va enredando, enredando como en el muro la hiedra
y va brotando, brotando, como el musguito en la piedra,
como el musguito en la piedra si, si, si ..."

Solo el amor y el respeto por los demás y por lo que nos rodea, nos permitirá poner en práctica una innovación sostenible.

Un cordial saludo.