miércoles, 6 de abril de 2011

Mundos Paralelos

Imagínese dentro de una pecera en la que los peces llevasen gorros de colores y gafas al tono, y más que a nadar se dedicasen a tocar fondo e impulsarse hacia la superficie donde redondeando la boquilla tomasen pompas de oxígeno ¿sería divertido, no? Es lo que acabo de disfrutar: dos decenas de pececillos con gorro de silicona y gafas en un up and down juguetón en la piscina de mi barrio. Los chiquillos -de unos ocho años- configuraban bajo el agua un extraño ballet para el resto de los nadadores: varias niñas jugaban bajo el agua -casi al fondo de los tres metros de profundidad- y chocaban manos y pies mientras las risas se transformaban en burbujas fugaces hacia la superficie. Unos niños intentaban atraparse haciendo círculos a ras de las baldosas, otro parecía literalmente un corcho ¡arriba y abajo, abajo y arriba! ¿Qué hacía yo, mientras tanto, en la pecera? Nadar... con la enorme suerte de que durante la media hora y los cuarenta largos he estado completamente sola en mi calle. Todo el azul de la piscina para mí reflejando el también radical azul del cielo que entra a raudales en la zona sur del recinto.

Los pececillos de colores -y la oxigenación rítmica que se produce al nadar- siempre disparan mi creatividad y conexiones en temas que -de algún modo- han quedado inconclusos en mi mente. Hoy ha sido el desafío del director de un centro de formación profesional quien el otro día se quejó en voz alta ante su equipo de que "viven en universos paralelos" queriendo indicar que cada uno va a lo suyo, sin preocuparse por escuchar-atender-comprender a los demás, ni desde luego coordinarse con el otro, ni mucho menos priorizar el "nosotros" al "yo". En la jornada en la que se habló de los "universos paralelos" entre compañeros de trabajo yo estaba de facilitadora y -aunque respondí- siento que ese tema no ha sido bien resuelto.

Este mediodía, observando el ballet acuático y conectando esa idea surrealista con la "sopa cuántica" de la que habla mi amiga Arantza, me ha dado por pensar que según la física los mundo paralelos se encuentran siempre en un punto del infinito. La cuestión práctica consiste en traer esa conexión al presente, dando el primer paso activamente hacia los demás, sin esperar a que el otro -siempre el otro- sea el que comience el baile de la comunicación.

2 comentarios:

Arantzabox dijo...

Azucena, eres afortunada. Por haber podido nadar en solitario durante un precioso momento. Por compartir juegos acuáticos con los últimos reductos de inocencia que existen en esta sociedad: los niños. Porque gran parte de tu trabajo se desarrolla entre personas que se cuestionan muchas actitudes. Porque las uñas pintadas te hagan sonreir. En fin, seguiría enumerando tus 'fortunas' para ver si despiertan en mí la envidia y los celos y eso me mueve a cambiar algo e intentar conseguirlas también. Aunque ya sé que poseo alguna, por ejemplo, que me consideres tu amiga.

Azucena Vega Amuchástegui dijo...

Y no sabes cuánto lo aprecio, Arantza. ¡Gracias!