lunes, 9 de mayo de 2016

Cambiar la empresa para cambiar el mundo



De vez en cuando una estrella fugaz cruza el firmamento en mitad de la noche marcando con su estela luminosa un antes y un después esperanzado en una jornada laboral. Hoy, sin ir más lejos, en mi Bilbao natal donde he visitado la sede de la Fundación Novia Salcedo de la que tanto me habla Sabino Ayestarán en nuestras jornadas reflexivas sobre la construcción de equipos como palanca de la transformación empresarial y -como concatenación de ello- de la sociedad en su conjunto.

Mi anfitriona, Begoña Etxebarria (en la fotografía), no ha podido ser más cordial, amable y explícita al compartir apasionadamente cuánto cree en los proyectos de la fundación que dirige desde una amplia y bella sede situada en el Campo Volantín de la capital vizcaína donde trabajan una treintena de personas volcadas en facilitar el acceso al mundo laboral de los jovenes sobre los que pende más de un treinta por ciento de paro aún cuando tengan una licenciatura.




Tanto Begoña Etxebarria como Ana Díaz  me han facilitado todo tipo de datos sobre el trabajo que realizan asesorando, acompañando, orientando y formando a los jovenes que se acercan a la Fundación Novia Salcedo (2.800 solo en 2015, según recoge la Memoria). De ellos 1.000 se han formado en áreas emergentes, 600 han conseguido un contrato laboral y más de 800 han realizado prácticas no laborales en empresas. ¡Una ingente montañita de trabajo que en silencio y laboriosamente realizan desde la sala diáfana con vistas a la arboleda del Campo de Volantín donde todo se aprovecha, por ejemplo, la capacidad artesana de algunos participantes en proyectos que han hecho muebles, sillas, murales o palomillas con materiales rústicos...


   


¿Cuáles son las recomendaciones de los expertos para que un joven tenga más posibilidades de acceder al mercado laboral? Que tengan lo que se denomina "pensamiento crítico" o capacidad de pensar por sí mismos, de ser creativos y de cooperar con los demás. También que posean flexibilidad mental para abordar el diálogo con aquellos que no muestran un enfoque idéntico al suyo. En tercer lugar, evolucionar de la competición (yo gano-tu pierdes) a la cooperación (yo gano y tú también). Finalmente, ser capaces de establecer negociaciones creativas de intereses para construir nuevas ideas, valores y proyectos desde la diferencia.




Algunos de estos conceptos fueron compartidos el pasado mes de abril de 2016 en el evento organizado por la Fundación Sabino Arana sobre el que ya escribí y que puede ser abordado en su totalidad pinchando aquí.

Hay jornadas en las que una estrella fugaz cruza el firmamento poniendo luz a la negrura que amenaza con colapsar el optimismo pertinaz de algunos profesionales. Hoy, sin ir más lejos, cuando sentadas en una mesita ante un café negro Begoña, Ana y yo hemos compartido nuestro entusiasmo por contribuir al cambio de las estructuras empresariales como palanca del cambio social. Ellas me han hablado de Icaro Think Tank y del proyecto Pegasus... yo -en mi humildad- he compartido mi diagnóstico de lo que a diario encuentro en las organizaciones productivas: mucha cultura vertical, unidireccional y autoritaria; poco diálogo, poca creatividad y pocos jovenes; poca innovación social y pocos equipos... ¡Ay! los equipos... las tres hemos acordado que son la clave de la construcción de un presente y un futuro mejor pero... ¡aún queda un largo camino por recorrer! En la despedida Begoña ha recordado el concepto "triple nivel" de la transformación: el individuo, las empresas y ¡la sociedad! 


2 comentarios:

Unknown dijo...

El individuo, las empresas... y la sociedad!!
Teoría U en su máximo espledor...
Teoría busca que nos comuniquemos y hablemos de las necesidades y soluciones que podemos aportarnos las personas, para que sea en beneficio de las Organizaciones a las que pertenecemos y estas a su vez tomen actitudes que favorezcan a la sociedad, siendo rentables.

Azucena Vega Amuchástegui dijo...


Me llena de contento que te asomes al blog, Iker ¡un lujo! gracias. Parte de la tarea que tenemos los facilitadores de procesos de cambio es hacer llegar a las organizaciones aquellas metodologías que resonando con nuestra propia visión del mundo hacen posible su transformación.

Sin duda la Teoría U es una de ellas ya que (además) sintetiza mucho conocimiento anterior bien desarrollado académica y experiencialmente. Un abrazo, desde la bahía.¡Gracias!