martes, 24 de mayo de 2016

Volver al cuerpo


Me lleva... la fuerza del instinto me lleva hacia un lugar que desconozco. Como en otras ocasiones ¡avanzo! sobre la incertidumbre que tiene sus certezas y -aunque aun no las alcanzo- las rozo con las yemas de los dedos. 





Aligero mis jornadas asumiendo una placentera ración de actividad y descanso que vivo como un lujo y no sé hasta cuándo prolongar... Una cosa está clara: el camino pasa por el cuerpo. ¡Volver al cuerpo! 

Curiosamente esta semana un cliente y una colega me han hablado de su necesidad de re-conectar con su cuerpo expresando la imperiosa necesidad de pensar menos y sentir más, leer menos y caminar más, llorar menos y reír más. En una palabra: salir de la caja de grillos en la que estamos (enredados en actividades cri-cri) para saltar a la dulce campiña.





Habitar nuestro cuerpo es retomar cada mañana las preguntas: ¿cómo estoy? + ¿qué necesito? + ¿qué haré? y ... ¡hacerlo! Volver al cuerpo y enraizarnos en la tierra: hacer galletas con las manos, sembrar tomates con las manos, coser con las manos y tejer jerseys de lana y sueños ¡con las manos! Siento que estamos lejos de una sencillez que colma tanto o más que exóticos viajes, coches y artilugios.

Volver a la simplicidad del cuerpo es como regresar a la abandonada casa familiar para descubrir que el huerto está lleno de maleza ¡pero ahí siguen el olivo y los rosales de la abuela! Ahí sigue la vida aguardando con paciencia, esperándote a ti, a mí ¡a nosotros! 

Me lleva... la fuerza orgánica del instinto me lleva hacia un lugar que desconozco y -como en otras ocasiones- sobre la incertidumbre avanzo. Sé que ella tiene sus certezas y las rozo con las yemas de los dedos. No estoy sola ¡hay muchas huellas en el sendero!: Arawana HayashiLaura PastoriniVirginia ImazAlain VigneauJuan LiDogen,  Blay Foncuberta...


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