miércoles, 12 de septiembre de 2018

Frente al capital, se impone ¡la destreza!



El consejero delegado de Everis, Fritz Hoderlein, ofrece una clase magistral de gestión en el suplemento Negocios de El País hasta el punto que me permito sintetizar en este post algunas de sus reflexiones. Personalmente me han servido para iluminar algunos dilemas próximos en dos proyectos multinacionales complejos que me inquietan.




Para empezar, es un líder que honra a su antecesor reconociendo que ha heredado un legado "espectacular" ya que Everis ha pasado de cinco a 21.000 empleados en dos décadas con una facturación de 1.173 millones de euros en su último año fiscal. En 2018 esperan un crecimiento del 20%.

La expansión pasa por adquirir empresas -preferentemente en Brasil y México- y el encaje de las distintas "culturas organizacionales" es algo que Hoderlein cuida con primor porque "si se hace mal, cada una de las empresas y el conjunto pierden valor".

Para seguir creciendo, el consejero delegado sabe que ha de preservar la esencia del negocio y -al mismo tiempo- poner en marcha cambios rápidos que rebasan los planes estratégicos a cinco años: "... Soy partidario de marcar tres grandes pilares como guía y después dejo hacer a los demás. No quiero que me sigan de una manera ciega, sino que encuentren maneras de lograr los objetivos...".  

La compañía planea contratar más de 3.000 personas en el año fiscal con perfiles clásicos como licenciados en económicas, empresariales y escuelas de negocios, pero también sociólogos y psicólogos que les ayuden a interactuar con los clientes y sus distintas sensibilidades según nacionalidad, contexto histórico etc. Muchas de las nuevas contrataciones serán jóvenes a los que la única manera de vincular al negocio -según Hoderlein- es con una exquisita y cercana comunicación interna. El capital -sentencia el consejero- será cada vez menos importante, lo que manda es la destreza.


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