jueves, 11 de diciembre de 2025

¿Cómo son los CEOS? Tres categorías...

 

Un 40% de los profesionales a los que he "acompañado" en el 2025 ocupan la Dirección General de una empresa lo que propicia que en ocasiones me integren en sus Comités de Dirección. Así que sin pretenderlo me estoy especializando en Ceos. La mayoría llegan recomendados por otros directivos con los que trabajo, en ocasiones me conocen en una formación o conferencia que imparto, y a veces me contratan para acompañar a un equipo de proyecto y después quieren que trabaje con ellos...



Cada proceso de acompañamiento a un Ceo es diferente, pero en todos mantenemos numerosas conversaciones, compartimos lecturas, reflexionamos, diseñamos planes de acción, abordamos desafíos y conseguimos logros. Si alguna vez fracasamos pulsamos el botón "game over". Así se escribe la historia: golpe a golpe, verso a verso (Machado).

Ayer un profesional con el que trabajo desde hace ocho años (cuando se encontraba expatriado en Dinamarca y trabajaba en un sector diferente al actual) quiso conocer mi opinión sobre los Directores Generales y si hay una especie de "ranking" o categorías de Ceos. -En verdad quería saber cómo le veo para transitar a posiciones aún más potentes que la que ostenta-. Le mire y calibré la importancia que otorgaba a mi respuesta, así que elaboré la mejor que pude mientras monigoteaba en el folio que comparto:



He trabajado con tres rangos de gestores al frente de trescientas compañías de todos los sectores y tamaños.  La primera obviedad es que la envergadura de la organización y su estructura societaria marcan lo que acontece en la empresa y el estilo de Director General que ponen al frente de la misma. No es lo mismo dirigir una pequeña empresa familiar que un grupo de inversión, una consultora local que una internacional, una industria en crecimiento que otra en declive. La elección de un Director/a General responde -en primer lugar- a las necesidades que tenga una estructura productiva en un momento dado de su historia.

También es relevante la cultura de la organización y el estilo de liderazgo de los fundadores de la empresa que -por lógica endogámica- suelen elegir a Ceos que comparten valores, comportamientos y enfoque del negocio. Aquí tenemos un segundo aspecto a considerar.

Considero que hay tres categorías de Director@s Generales: el modelo básico, el intermedio y el superior (en mi dibujo Ceos Vip). Moverse con soltura en el básico presenta una asumible curva de dificultad para la mayoría de los profesionales talentosos, trabajadores y comprometidos. Asumir la Dirección General en el nivel intermedio es complejo y transitar a la primera categoría un desafío monumental. Mi cliente está en la frontera entre los niveles intermedio y vip, un territorio comanche de alto riesgo en la gestión de una carrera profesional (*) 

En management se dice que lo que no crece, decrece. Ocurre parecido con l@s Director@s Generales, y aún cuando sigan en la misma compañía su poder e influencia oscila entre subir o bajar. 

Quienes son capaces de mantenerse en la cima más tiempo y de saltar de una a otra dirección general cada vez más potente comparten rasgos. El primero: entienden la gestión de su carrera como una prioridad absoluta que se transforma en el objetivo de capitalizar al máximo sus conocimientos, experiencia o contactos como si se tratase de un viento de cola que impulsa su destino.

Para cuando alcanzan posiciones de Dirección General vip suelen haber desarrollado lo que en el argot empresarial llamamos "colmillo" = saben protegerse, se defienden con fiereza y controlan a la perfección las inseguridades que (como a todos) les asaltan. Este es el segundo rasgo.

Además quienes ocupan posiciones de Ceo Vip no pierden de vista (ni en sueños) a los agentes que manejan el poder en su organización: propietarios, stakeholders institucionales, grupos de presión etc. ya que de ellos depende su propio destino (continuidad o cese como Ceo). Por último, los Ceos de primera clase dedican tiempo a crear sólidas relaciones (networking) de valor que refuercen su posición actual y -llegado el caso- propicien el salto a una oportunidad mejor. Termino mi reflexión por hoy para que no me penalice el algoritmo de Google. Continuará. 


(*) Para mitigar riesgos conviene dejarse acompañar por un entrenador senior.

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