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sábado, 5 de septiembre de 2009

¿Qué Europa?

Recuerdo los prolegómenos en los que se gestó la Unión Europea. La complejidad del proceso hizo que se escalonase en lo que entonces se denominó varias "velocidades": primero los países más ágiles, mejor situados, con mayor renta per cápita, producto interior bruto, ratios de inflación etc. Han pasado dieciséis años, hemos igualado las monedas, ya no es necesario el pasaporte y, sin embargo, si analizamos comparativamente algunas realidades económicas me pregunto: ¿Europa? ¿Qué Europa? ¿Cuál de las Europas? Trataré de explicarme.


Por razones laborales o familiares viajo con frecuencia por Europa lo que me permite calibrar sobre el terreno los precios de los alimentos (en los supermercados) de los transportes que utilizo (trenes, tranvías, autobuses y aviones) de los servicios que consumo (restaurantes, taxis, cafeterías, dentistas) y de los inmuebles en venta (suelo ojear los periódicos para integrarme al máximo en la ciudad y en el país). Pues bien, ocurre con frecuencia que los alimentos están más-menos al precio de España, los pisos en general notablemente más baratos que en nuestro país, los transportes públicos igualados en precio pero excelentes en calidad, el paro muy inferior al nuestro y los salarios ... ¡¡ay los salarios!!

Permítanme que referencie datos oficiales de los salarios mínimos en la Europa presuntamente comunitaria... El más alto es el de Luxemburgo, 1.641 euros al mes seguido del de Irlanda, 1.499 euros al mes, Bélgica (1.387), Francia (1.338) ... etc. ¿Saben cuál es el salario mínimo en España? Acomódense en sus butacas, por favor, y abróchense los cinturones: 624 euros. No se queda ahí mi perplejidad porque a este dato hay que añadir otro reciente: dieciocho millones de españoles viven con menos de mil euros mensuales y aún más: tenemos uno de los mayores paros de la euro-zona...


Me quedé estupefacta el otro día al descubrir estas realidades mientras salseaba en Internet en la puerta de embarque del aeropuerto de Schipol. Cuando en 1993 se formaba la Unión Europea se hablaba de velocidades... creo que la nuestra es de caracol, tortuga o flamenco -cuando camina sobre una sola pata-. Seiscientos veinticuatro euros para que viva una familia en uno de los países cuyas viviendas tienen los precios más alzados. ¡¡Por Dios que paren esta noria!! No lo entiendo.

domingo, 23 de agosto de 2009

Tecnología

Control de nave central (nave nodriza) informando al sistema nervioso: Cavernas oculares saturadas ¡Alerta roja! Beeep.

Nave de control (cerebro prefrontal) informando: ¡Tímpanos colapsados ¡Alerta naranja! Beeep.

Primer aviso. Nave central informando: sistema nervioso saturado de impactos, confuso, alineado. Beeep. Recomendación ¡Poner fin a la actividad, fin a la actividad, fin a la actividad, fiiinnn a laaa ac-ti-vi-dad-. Silencio. La actividad continúa.

Es sábado y recorro muchos metros cuadrados en grandes superficies especializadas en informática. Cientos de materiales de alta tecnología con especificaciones en japonés, decenas de ordenadores blancos, negros, plateados, granates, con/sin torre, con/sin webcam... de mesa, laptops convencionales (portátiles), minúsculos netbooks, con/sin lector de huella digital, con/sin ratón, con dos-tres-cuatro-cinco o más horas de autonomía.

-Packard ¡hola!
-Easynote ¡Hi!
-Toshiba ¡hola! ¿qué tal?
-Butterfly y Asus ¿cómo os va?
-Samsung ¡Hi!


No se queda ahí el asunto... se cuelan en mi tímpano enjambres auditivos que desgrana con profesionalidad el dependiente pensando en su cuota de comisión por venta. Precios: 360€, 499€, 549€, 899€, 1233€... hasta la sordera. Modelos: M805-11l, R522, P310, T562, T566, T7350... hasta el mareo. Nave central informando, segundo aviso -Agotamiento en las córneas de los ojos, túnel de la pupila alargado, negro, enooooooooorne, percepción sonora saturada. Petición de parada. Silencio. La actividad continúa. -Hay que encontrar un modelo ideal y aún no hemos analizado los giga bytes ni el peso: lo que importa. -Vale, sobre esfuerzo concedido.


Sigue la búsqueda. Otra gran superficie, otro entregado dependiente, otro recital de M805-11l, R522, P310, T562, T566, T7350. Otra cantata de giga bytes, de gramos, de huellas digitales, de virtualidades, de autonomía, de colores, de prestaciones. Es duro vivir en el siglo XXI. Me marcho (agotada) con mis anotaciones preferenciales en el cuaderno negro de toda la vida. Decidiré en casa. Compraré en Internet.


Domingo, desde el salón encargo mi portátil con seis horas de autonomía ;-D podré escribir todo lo que se me ocurra desde la terraza, los aeropuertos, los trenes en mis viajes San Sebastián-Madrid, Bruselas-Rotterdam y Rotterdam-La Haya. Pupilas descansadas, tímpanos receptivos, sistema nervioso central sereno tras cumplir su cometido de informar-analizar-seleccionar y ¡elegir! Silencio. Tengo un Samsung nuevo. ¡Larga vida al rey!

sábado, 4 de julio de 2009

Shopping virtual

Hay una firma sueca de ropa de mujer que me fascina www.gudrunsjoeden.de que edita unos catálogos flipantes en papel reciclado con modelos de entre 20 y 60 años y piezas de lino, algodones de alta calidad y lanas deliciosas. Envían sus muestrarios gratuitamente a cualquier lugar del planeta por lo que yo lo recibo con regularidad en mi domicilio de San Sebastián (España, Europa).

Desde hace meses alimentaba la ilusión de volver a Stuttgart (en época de rebajas) para llenar mi armario de colorido pensando en el gris otoño del Cantábrico. Si entran en el web site entenderán el porqué si no... les cuento: las ropas de esta firma tienen unos colores intensos, juguetones (casi infantiles) y unos precios también intensos y nada juguetones. Aunque la marca está en expansión, aún no ha abierto tiendas en España. Por el momento posee algunos locales en Hamburgo, Estocolmo, Goteborg, Kopenhamn y Stuttgart.

Desde que preparé mi maleta mimé unos recortes del catálogo que introduje en el interior de mi libreta Moleskine como si fueran el mapa del tesoro que pensaba hallar y adquirir tan pronto me resultase posible. Así pertrechada, hoy me he presentado en número 21 de la calle Nadierstrabe: tres pisos de lujo, encanto, plantas, unas bicicletas azules a la entrada (que te prestan para dar un paseo por la ciudad) y unas dependientas encantadoras que sonríen todo el tiempo y repiten sin cesar que "... no quedan colores, que no quedan tallas, que no quedan objetos en stock y que pidas lo que desees por Internet..." Guaggg ¡qué frustración! llevaba meses ilusionada con este momento y he salido de la tienda en vacío, con la sensación que corres el riesgo de vivir cada vez que alimentas expectativas (como repite sin cesar mi amigo José María Doria).



La verdad es que sólo había dos prendas que me quedaban bien: una gabardina tres cuartos de entretiempo sin forro y una chaqueta corta de verano estampada de flores. El resto de ropas -ideales, de ciencia ficción en el catálogo, me quedaban descolgadas por todas partes como si hubieran caído de un sexto piso y se me hubieran encajado de cualquier manera-. El truco -si es que lo hubiera- radica en las modelos ¡eso es! Poco importa que tengan 60 años y el pelo canoso: están delgadas, son muy altas, llevan adornos favorecedores y los fotógrafos deben de ser sus amantes, je je.


En fin... quienes me conocen saben cuán reaccia soy a la fiebre tecnológica que está devorando las relaciones humanas: escribimos Emails o sms pero no charlamos cara a cara con una taza de te ?? !! Que nadie trate de convencerme de que compre libro en Amazon aunque sea más barato y te los manden a casa o que encargue ropa glamourosa por internet ¡qué decadencia! No gracias.


Me he quedado plof: se me ha roto la pompa de jabón cuyo brillo he pulido durante semanas, meses. ¿Saben qué les digo? Hay que plegar a la evidencia: ahora mismo encargo mi gabardina roja por internet. Rectificar es de sabios -decía mi madre- que rectificaba poco y pregonaba mucho (espero no lea el post).

¡Ya lo he hecho! En menos de seis días tendré en casa mi gabardina roja talla XS (extraño tallaje el de esta marca sueca) y... ¿quieren que les cuente lo mejor? catorce euros más barato que en tienda. A este paso nos cargamos los establecimiento reales con dependientas reales, bicicletas reales y plofs de escándalo. Estoy encantada. Al final va a tener razón mi amiga Vir y su pasión tecnológica. Tengo que pensarlo. Hay algo que se me escapa ¿pueden ayudarme con esto?

miércoles, 1 de julio de 2009

Pasión por lo Bio

Se está bien "a la bartola": comer, beber, leer, tomar el sol, tomar helados, pasear, hacer compras, reír, charlar en el jardín hasta que la luna bosteza: dormir. Estoy pagando mi deuda de sueño, je-je, es decir que estoy recuperando poco a poco y en parte el déficit de sueño. Los taoistas dicen que los occidentales tenemos además de las deudas conectadas al euribor, una deuda de sueño y que eso repercute en nuestra consciencia, capacidad de concentración, creatividad, lucidez y felicidad posible... ¿será cierto?

He vuelto a reencontrarme con Fussel que está más gordo que hace unos meses cuando nos descubrimos el uno al otro en la plaza de Schiller. De hecho, le he encontrado gordísimo y mimoso (creo que se está haciendo mayor). Mayor y pendenciero porque no le he visto en toda la tarde ni aún ha regresado a casa a estas horas de la noche.

A lo mejor se está pegando con un tipo chulesco al que llaman Charlie que es más joven, fuerte, y pasea un ego desmedido aún fuera de su territorio. A veces se pelean y no es broma. Los machos son así: les salta la hormona, o desean cazar algo atractivo que se mueve entre la hojarasca.

Creo que ya les conté: Fussel es un gato precioso que cuida mi hija en la casita de cuento que tiene en Alemania, un lugar con encanto en el que reposo lejos del mundanal ruido. Mañana iré al zoo. Mi preferencia para la jornada es la sala de las mariposas ¡¡tan metafóricas para el hombre en su gestación, desarrollo y despegue (alas) hacia el infinito!! y el acuario de las medusas eléctricas. Espero que haya nuevos ejemplares. ¡Ah! Hoy he descubierto AlNature, una tienda gigantesta de productos biológicos -auténtica fiebre/religión en Alemania-. He comprado bastantes productos de cosmética y algunos tés para el despacho ¡¡bridaremos juntos!! a mi regreso... dentro de unos días.

Se está bien "a la bartola": comer, beber, leer, tomar el sol, tomar helados, pasear, hacer compras, reír, charlar en el jardín hasta que la luna bosteza. Ahora boooosteeeeeza: me voy a dormir. Mañana les cuento más.

martes, 16 de junio de 2009

Desbandada

Desbandada. Pánico. Unas amigas -psiquiatra y aparejadora respectivamente- han cerrado sus despachos en los dos últimos meses: insoportable el peso del alquiler y otros gastos fijos. Se han lanzado como locas en busca de subvenciones de la Diputación de Vizcaya para ofertar cursos. La panacea de los cursos. Todo el mundo enseña de todo a cualquiera. Más si está subvencionado. No me malinterpreten: mis amigas además de adorables tienen una licenciatura y un extenso bagaje profesional a sus espaldas. Ahora bien: ni idea de la ristra de cursos (que no de ajos) que han ofertado a la institución foral.


Pánico. Una tiene marido y eso siempre ayuda -digo yo- a llenar (también a vaciar) el frigorífico. La otra está sola ante el peligro. La situación de precariedad le resulta desconcertante: nueva. ¿Cómo puede ocurrirme algo así a mi? Se pregunta. Durante décadas ha ostentado importantes cargos de responsabilidad (es una mujer de compromiso social e ideología de vanguardia). Ha salido en muchas fotografías del periódico junto a políticos de renombre y... sin embargo... no ha sabido hacer de ello un baluarte, un puerto seguro que -en época de aguas bravas- la proteja de la marea. Networking le llamamos.


Net, red... un sinfín de nudos entrelazados entre sí que -si se construyen bien- aguantan la caída de un funambulista en el circo de la vida. Net, red... para pescar. Aquí la utilizan los arrantzales vascos y es habitual ver a sus mujeres remendando boquetes en el puerto. Net, red... personas que conocen a personas que conocen a otras personas que están en el lugar adecuado en el momento adecuado y de eso se compone la vida. Le llaman sincronicidad y vinculan el concepto -entre otros- a Carl Jung, discípulo de Freud. Net, Sincronicidad, jerga intelectual para expresar fenómenos cotidianos que a todos nos afectan.


Decía mi difundo padre (cuánto le quería) que nadie escarmienta en cabeza ajena. Sin embargo al hablar hoy con mi amiga aparejadora he pensado en lo urgente que resulta enseñar a las personas a construir redes sociales, del conocimiento, familiares, solidarias, laborales, gremiales, redes que nos sostengan en los momentos de caída libre de los que ninguno estamos a salvo. No la gente de a pie: usted, yo.


Construyan redes. Si no saben cómo... lo explico en otro post... si me lo piden. O les doy un curso... je je... mejor subvencionado... en puerto seguro... al socaire del viento del norte que sacude nuestra prosperidad. Tiempos modernos, que decía Chaplin en su genial film. Tiempos complejos para una psiquiatra y aparejadora, buena gente, en caída libre. S.O.S.

jueves, 21 de mayo de 2009

Necesito una máquina

Vuelo en caída libre y sin motor. Así están algunas personas en el momento en el que su vida se cruza con la mía. Demasiado peso. En ocasiones le damos la vuelta a la historia y -a un metro del suelo- remontamos el vuelo cuan avionetas acróbatas y exhibicionistas del mejor ejército. Superar la desesperanza no es tarea fácil, créanme.

Pagaría cualquier cosa por tener una máquinita que detectase con precisión científica el momento en el que una persona está a punto de romperse. Romperse por dentro ¡claro está! Lo único que de verdad a mi me importa. La carcasa es cuestión de cosmética y eso lo dejo a cargo de los laboratorios Origins, una de mis marcas favoritas (no testan con animales y utilizan vegetales en sus fórmulas para la eterna juventud). No me pagan ráppel por recomendarles. ¡Lástima!

Cuan gomas elásticas algunas personas se estiran y estiran y estiraaaaaaaaaaaaaan hasta límites insospechados por alcanzar la felicidad posible. A veces la felicidad imposible también. Cuando se aproximan al abismo suenan algunas alarmas que sin embargo han aprendido a desoír: Duermen mal, se ríen poco, se les atraganta la comida y -sobre todo- dejan de jugar. Este es un síntoma inequívoco de la cercanía del precipicio. Todo es demasiado importante, demasiado serio, demasiado trascendente.

Vuelo en caída libre y sin motor... así están algunos cuando su vida se cruza con la mía. Entonces -antes del pressing al que obliga mi oficio- me pregunto si ya han traspasado o no el límite que separa la cordura de la sinrazón, la esperanza de la desesperanza, la seriedad del juego.

Gomas elásticas que caminan con maquillaje y apariencia de normalidad en los cafés, parques y restaurantes mientras por dentro se resquebrajan como muñecas de porcelana trasteadas por el destino.

¡¡Por favor!! Construyan cuanto antes una máquinita que detecte con precisión la cercanía del abismo para que no resulte posible desoír las señales de alarma: Pérdida de la risa y el apetito, del deseo de jugar y de dormir a pierna suelta... Para volver a reír, a jugar y amar.
¡¡S.O.S. Científicos!!

domingo, 1 de marzo de 2009

Empresas Bonsái

Desconozco la frecuencia con la que ustedes miran el horizonte. No sólo el marino Cantábrico, sino cualquier horizonte que aún estando tierra adentro aporte perspectiva -profundidad- a su visión del mundo. Yo lo miro a diario. Le dedico unos instantes cada jornada tratando de descubrir olas, cetáceos, sirenas, buques, piratas y tendencias.

Sí... Desde el horizonte llegan cada día inesperadas sorpresas. Una vez la marea trajo hasta mis pies un despelujado osito de peluche (que conservo). En otra ocasión fue un enorme anzuelo-simulacro de pez de goma. Más habitualmente llegan conchas, trozos de madera de rocambolescas formas, piedras, restos de azulejos de colores, esponjas naturales y corchos.

Últimamente del horizonte de las tendencias emergen empresas bonsái tan pequeñas como rápidas, tan vigorosas como frágiles, tan diversas como juguetonas. En la jerga empresarial diríase que se trata de Pymes -pequeñas y medianas empresas- o más concretamente de empresas unipersonales. Vale. Suena aburrido. Me quedo con lo de empresas bonsái que en los últimos meses son un ejército en movimiento. En este caso -y por continuar con la metáfora- un ejército de mar.

Dicen que la necesidad hizo virtud y algunas personas que han perdido sus empleos capitalizan el paro y apuestan por una idea emprendedora. Otros, ajenos a la coyuntura económico-financiera del planeta, deciden imponer su crono-biología y montar ¡ahora! justo ahora el proyecto de sus sueños. Unos por necesidad... otros por oportunidad.

Mi experiencia como Coach de Empresa es que sobreviven más y mejor aquellos proyectos que arrancan de una vocación profunda, aquellos en los que el promotor conecta honesta y rigurosamente con la misión-visión-valores de la empresa. De verdad, no como un disfraz barato adquirido en la víspera del carnaval sino como un traje a medida realizado con amor-dedicación-ilusión y esfuerzo: puntada a puntada, ojal a ojal.

Las estadísticas -esos hieráticos testigos parciales de la realidad- confirman que les va mejor a quienes emprenden por pasión-oportunidad (ver la revista emprendedores de Marzo 09, ya en los quioscos). Creo que a estas alturas del post ustedes ya habrán descubierto mi pasión por las empresas bonsái a cuya categoría pertenezco.

Ayer por la tarde (sábado) conocí a un emprendedor apasionante que vino desde Logroño hasta San Sebastián para dinamizar su proyecto empresarial de pequeño formato. El hombre desplegó en la mesa de mi despacho su portátil, su enorme cuaderno amarillo lleno de anotaciones, listados de ideas, mapas mentales y todo tipo de aproximaciones a la puesta en marcha de una empresa que ya funciona, que ya factura, y a la que desea dotar de una dimensión mucho más creativa, estructurada y rentable. En la actualidad está solo, por eso es un bonsái empresarial. Sin embargo ya en nuestra primera sesión de trabajo conjunto detectó a dos colaboradoras potenciales -Elisa y Corina- y a una palanca de cambio: el Coach, yo misma. Fíjense qué bonito, qué alentador que me incluyan en el equipo propulsor de un proyecto en calidad de entrenadora y acompañante del emprendedor en su desafío de crecimiento. Fíjense qué bonito que entre los dos espantemos a la diosa soledad que -con frecuencia- acosa a los empresarios bonsái.

El presente-futuro de las empresas bonsái, categoría en franca expansión no sólo en nuestro país sino como tendencia mundial, consiste en las alianzas, en el trabajo en red y en el compartir lo que se ha venido en llamar la "sociedad del conocimiento".

Yo te aporto/ tu me apoyas, hoy por ti/ mañana por mí, tu traes el soft/ yo el hard. Un ejército de bonsáis: pequeños empresarios valiosos que atesoran experiencia, conocimientos y redes (networking).

Detrás del horizonte casi siempre está la libertad: esa sirena esquiva a la que todos cortejamos.Acaso las empresas bonsái sean una de sus múltiples versiones. Estén atentos al horizonte mar o sierra adentro... Allá donde se encuentren siempre podrán conectar con el azul cielo de los sueños realizables, de los proyectos posibles: a su alcance. Es la última tendencia.

lunes, 18 de agosto de 2008

Biografía I

Soy una especie en extinción, hago trampas e invento tendencias. Me formé en un colegio de élite regentado por monjas. Mi padre no podía pagarlo: me otorgaron una beca. Les convencí a base de matrículas y talento. También ayudaron mi carita redonda de niña buena y mis trenzas. Los líderes del Opus andaban a la caza y captura de vocaciones religiosas y yo participaba activamente en todos los grupos de debate. Me escapé por los pelos, los pelos de un individuo que entonces me gustaba y que no me convenía. Mis padres se enfadaron tanto que me dijeron que eligiera entre el muchacho o una carrera (qué descabello, por Dios), me negaron el pase a la universidad y me pusieron a trabajar como secretaria en Radio Nacional de España. Tenía 18 años y un sueño escindido en dos: ser psicóloga o periodista.

Trabajé durante casi dos décadas en las que pasé de administrativa de base a periodista en ejercicio sin titulación. Después, sin dejar de trabajar un solo día obtuve mi Licenciatura en Ciencias de la Información (Universidad del País Vasco), pasé una rigurosa oposición y con ello obtuve mi plaza en titularidad, un sueldo tres veces mayor y la sensación de que no hay que renunciar a los sueños si sabes hacer trampas: la mía consistió en pasar cinco años sin un solo día libre, ni sábados, ni domingos, ni festivos ni, por supuesto, vacaciones. De ese modo obtuve la licenciatura y mantuve mi trabajo a jornada completa.

Después dijeron que tenía carácter, visión, don de mando y me hicieron jefa de los servicios informativos. Viví la transición española, las primeras manifestaciones políticas, sindicales, el destape, la pornografía en los quioscos, los programas en directo, en diferido, los debates, la proximidad al poder, el vértigo de la riqueza, la fama, la genialidad de un Gehry, de un Foster cuando aterrizaron en la villa de Don Diego para construir el Museo Guggenheim o los Fosteritos para el metropolitano de Bilbao. ¡Ah! Sí, he olvidado mencionarlo, soy de Bilbao. Nací en 1958.

Fue desafiante y divertido durante bastantes años. Lo dejé justo en el momento en el que todo se volvió demasiado previsible: la evolución de la democracia, la renovación de los directores de emisora cada legislatura, las conexiones y desconexiones desde la unidad móvil, las guardias para cubrir atentados, los gritos de la barbarie en las manifestaciones. Me fui. Sencillamente, dejé atrás uno de los sueños ¿se acuerdan? Aún quedaba otro y entonces comencé a buscarlo. Yo no lo sabía pero al tacto, por puro instinto, bordeando el filo de lo desconocido, comenzaba a aproximarme a la profesión que ejerzo ahora: la de Coach, entrenadora de líderes y de equipos. Aún sigo siendo una especie en extinción, hago trampas y más que nunca invento tendencias. Lo mejor de todo es que ahora me pagan por ser diferente, hallar atajos donde otros ven desvíos y re-crear productos y servicios.

Continuará.