Algunos sábados tengo encuentros de trabajo informales, aunque siempre los preparo y tomo notas tras pedir permiso a mi interlocutor. Dada mi consciencia de que la vida está hecha de tiempo ¡y es todo lo que tenemos! voy con la intención de omitir toda chachará banal para compartir a chorro lo que sé y lo que soy. Y acudo con la esperanza de que la otra persona haga lo mismo. Si quiere... es sabido que las cosas más importantes de la vida ocurren sólo si dos o más personas quieren.
La conversación de hoy ha sido con Manuel Seijo, uno de los popes del entrenamiento organizacional en España y en algunos otros países europeos e hispanoamericanos. Aunque ambos nos seguíamos la pista desde hace más de una década, no habíamos compartido un café hasta hoy, cuando Manuel se ha animado a acercarse a San Sebastián tras una dura jornada de trabajo en la capital vizcaína.
Nuestro animado encuentro se ha prolongado durante dos horas ya que Seijó tenía que viajar después hasta Pamplona y de allí a Madrid, donde reside.
Hemos compartido el entusiasmo por el entrenamiento empresarial en el que cada uno ha sido pionero en su correspondiente zona geográfica: él en Madrid desde el año 1995 (tras haberse formado en Inglaterra) y yo en el País Vasco desde el año 2002 (tras haberme formado con diversas escuelas europeas y certificado con la norteamericana ICF). Y dado que ambos somos senior y llevamos tiempo explorando el desarrollo del potencial humano en las organizaciones, hemos coincidido en algunos puntos de vista, no en todos porque seguramente hubiera resultado aburrido...
Los dos llevamos en nuestro corazón la certeza de que los principios del coaching son cuasi mágicos en el sentido de que desarrollan profundamente a las personas, los equipos y las organizaciones. Es decir, que ofrece resultados de mayor alcance que los inicialmente previstos por los correspondientes responsables de recursos humanos que los contratan en las multinacionales y las pymes. Sin embargo, como en tantas otras cuestiones de la vida, los dos hemos reconocido con tristeza que los profesionales del entrenamiento no siempre estamos a la altura de las bonanzas del método, al mismo tiempo de que las sucesivas hornadas de alumnos que salen de las variopintas escuelas de nuestro país están saturando el mercado al punto de pérdida en la cadena de valor.
Minutos antes de la despedida una amable tertuliana del Narru nos ha hecho una fotografía mientras nos comprometíamos con seguir trabajando con rigor en favor de las organizaciones empresariales a través del entrenamiento de líderes y equipos.
Minutos antes de la despedida una amable tertuliana del Narru nos ha hecho una fotografía mientras nos comprometíamos con seguir trabajando con rigor en favor de las organizaciones empresariales a través del entrenamiento de líderes y equipos.
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