lunes, 9 de noviembre de 2015

¿Cómo se prepara una conferencia?


Un empresario al que entreno desde que era un emprendedor (hace cinco años) me preguntó la semana pasada cómo preparo las conferencias, mostrando un genuino interés y cierta admiración que cebó mi vanidad -a dieta de proteína animal y vegetal sin por ello adelgazar un gramo-.

Su pregunta llegó al cierre de nuestra sesión cuando otra persona ya esperaba en el recibidor. Explicó que tenía un compromiso dentro de su propia empresa -ciento cincuenta trabajadores en plantilla- y que deseaba hacerlo mejor que el año anterior. Sé de su perfeccionismo y también que en la última ocasión gran parte del speech (y hasta el power point) lo hizo su asistente, así que comencé por relatar que siempre preparo personalmente mis intervenciones por más ocupada que esté. 




Después cogí el libro que tenía encima de la mesa (en realidad el primero de la torreta de documentos en espera de ser procesados) y le mostré que subrayo el contenido e incluso hago anotaciones en los márgenes en la captura de contenidos relevantes que me ayuden en la fase posterior. ¿Otra fase? -preguntó-. Sí, después resumo el libro en dos o tres páginas y lo guardo en el ordenador de manera que cuando tengo que elaborar una ponencia puedo localizar un dato, una evidencia, la última investigación de un tema o lo que fuera. Entonces -me dijo renegando- le dedicas mucho trabajo ¿no? Sí, claro, porque una vez recopilados todos los materiales los coloco frente a mi y vuelco mi particular visión y experiencia. Finalmente lo escribo en su totalidad y lo ensayo hasta saberlo casi de memoria. Y ya está. Claro ¡ya está! repitió frustrado cuando se colocaba la americana. ¡Yo no tengo tanto tiempo! Bueno, -le contesté yo con suavidad- tienes más de veinte años que es la edad que nos separa...




Creo que se fue un poco contrariado y no sé si la naturalidad con la que le mostré mi ¿método? fue contraproducente en el sentido de que pareciese demasiado trabajoso. Claro que al fin y al cabo él puede encontrar un método (el suyo) más rápido y liviano. Hoy me he acordado del joven de la impecable americana al leer a Javier Cercas quien -en un artículo que recomiendo y pueden leer pinchando aquí- alude a grandes genios como Cervantes o Paco de Lucía y sintetiza:

Un genio es un monstruo que devora  cuanto halla entorno a él, lo mastica, lo digiere, y lo convierte en algo distinto, grande, superior e irreductiblemente propio. Imprimo el artículo y lo guardo en el dossier del empresario con la ilusión de que le inspire. ¡Gracias Javier!


(*)   Escrito con el consentimiento del empresario referido blindando la confidencialidad.

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