sábado, 14 de abril de 2018

Slow Down



Desconexión, on on on... unos días en Londres, con mi hija. Vive aquí. Lo llamamos "reagrupamiento familiar" y lo practicamos desde hace once años cuando se independizó. Entonces vivía en Stuttgart.

Cuando ella y yo estamos bajo el mismo techo duermo mejor. Como tantas otras cosas en la vida ¡no tiene lógica! pero ocurre. Duermo mejor, respiro mejor y afino mi sensibilidad para apreciar la belleza: hoy, en el jardín japonés de Kew Gardens, uno de los mejores botánicos de Europa y un canto a la naturaleza y a la vida.




Ayer al despertar sentí el mundo en armonía (mi pequeño mundo en armonía) y -aunque soy consciente de lo efímero de todo equilibrio- es terriblemente gratificante. 

Efímero y falso porque al mismo tiempo que disfrutas del cambio de guardia en Buckingham Palace, de las ardillas y cisnes del lago, y del ciruelo en flor en Saint James Park, alguien agoniza en algún lugar del planeta. Pero reconforta mi espíritu exhausto de tanta brega en la materia...



He traído mis acuarelas y asistido a una clase magistral en Mall Galleries donde hay una exposición de cientos de acuarelas de calidad que inspiran, orientan y recrean los sentidos.



Aunque he pasado buena parte de la tarde en Mall Galleries, creo que volveré mañana porque dispara mi afición por la pintura y me conecta a mi abuelo materno. Él hacía óleo y creaba sus propios pigmentos, yo me afano con acuarelas que compro en establecimientos británicos en los que encuentro fantásticos materiales a un precio razonable.

Por la noche hemos hecho un plum cake para el desayuno de mañana. Agradezco a la vida este momento dulce, compartido y trascendente en el que el mundo no está en armonía pero lo parece y resulta muy reparador.



  

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