Las tres primeras horas de monte no hemos encontrado ni una seta. Un poco desanimados hemos parado a descansar. Le he gritado al bosque: ¡eres un tacaño!
Después hemos reanudado la marcha y tropezado con este tronco-seta... más tarde hemos encontrado abundante "lengua de vaca" (casi un kilo de setas comestibles).
El bosque escucha. Todo escucha. ¡Me encanta esta idea!
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