Muchos años antes de escribir "El señor de los anillos", J.R.R.Tolkien pasó algunos meses en el barro francés de la Gran Guerra. Dada su condición de universitario de Oxford, fue reclutado como oficial. Antes de terminar la instrucción descubrió que dar órdenes no era lo suyo. En su diario hizo la siguiente anotación: "... El trabajo más impropio de cualquier hombre es ser jefe de otros hombres: ni siquiera uno entre un millón vale para ello, al menos entre los que buscan la oportunidad...".
A la luz de mi experiencia, y cuando se cumplen cincuenta años de su muerte, la afirmación de Tolkien me parece certera: ni siquiera uno entre un millón de profesionales tiene las habilidades, capacidades, ética, lucidez y humanismo suficientes para dar órdenes a otros, es decir, para ser jefe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario