martes, 3 de octubre de 2023

Los mejores no quieren ser jefes. Paradoja

 

Muchos años antes de escribir "El señor de los anillos", J.R.R.Tolkien pasó algunos meses en el barro francés de la Gran Guerra. Dada su condición de universitario de Oxford, fue reclutado como oficial. Antes de terminar la instrucción descubrió que dar órdenes no era lo suyo. En su diario hizo la siguiente anotación: "... El trabajo más impropio de cualquier hombre es ser jefe de otros hombres: ni siquiera uno entre un millón vale para ello, al menos entre los que buscan la oportunidad...".

A la luz de mi experiencia, y cuando se cumplen cincuenta años de su muerte, la afirmación de Tolkien me parece certera: ni siquiera uno entre un millón de profesionales tiene las habilidades, capacidades, ética, lucidez y humanismo suficientes para dar órdenes a otros, es decir, para ser jefe.




La empresa contemporánea requiere personalidades como las Tolkien, pero ese tipo de individuos tiene aversión al poder y prefieren dar un paseo o leer poesía. En realidad solo personalidades como la del escritor británico pueden contrarrestar el autoritarismo mediante la práctica cotidiana del espíritu crítico, tan ausente en nuestra civilización que da pánico...

Si quienes ansían el poder (y con frecuencia lo alcanzan) no están preparados para ejercerlo, y quieres poseen criterio, capacidad reflexiva, conocimientos, experiencia y principios prefieren internarse en los bosques o leer poesía, nos encontramos ante una encrucijada. Crudo dilema que dejo para que ustedes resuelvan.


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