Me estaba perdiendo fuera: exceso de actividad, de palabras, de esfuerzo, de desgaste, de horas laborales, de voluntad, de riñones, de planificación, de estrategia, de marketing... De circo y noria.
Era urgente que me re-conectara dentro: en el lugar del que emergió con espontaneidad, frescura juguetona, alegría y entusiasmo a granel, las ganas de entrenar a las personas para un mejor vivir.
Y la manera más benévola que ha encontrado la vida para que me pare no es otra sino dejarme sin voz. No puedo trabajar. Fuera de servicio. Parón obligado. Dormir. Había sepultado en mí lo que siempre supe: uno planta la semilla y deja que el resto lo hagan las estaciones... Silencio para mi sistema nervioso central, mis cuerdas vocales y para mis tímpanos.
En la página 610 he hallado una idea que me gusta. Le preguntan a Sri Nisargadatta ¿Cuál es la señal del progreso espiritual? o -si me permiten la traducción simultánea- ¿Cuál es la señal de que uno está cumpliendo su misión, aquello para lo que nació? y el maestro hindú contesta: Estar libre de toda ansiedad; un sentido de alivio y alegría; una profunda paz interior y una abundante energía externa.
Tomo nota. ¡¡Que tengan un día pletórico de energía!!
2 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo con él. Así debe ser. Yo aún estoy en camino y debo estar cerca, muy cerca porque mi sombra está trabajando a pleno rendimiento para alejarme...una batalla gana ella...pero la venceré :-) Y yo también disfrutaré de mi misión
Qué estupendas "alarmas" que tenemos, verdad?
Y si "hablas" un poquito este fin de semana "con el corazón"? se me ocurre...
Feliz fin de semana!
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