Para el diminuto ser humano que soy (para la empresaria-bonsái que soy) ha significado dormir poco y mal, bastante tensión acumulada en la mandíbula y los hombros, cero tiempo libre para familiares y amigos, escaso margen para ir y venir a pie o en bicicleta, poca lectura, mente con tres o cuatro pantallas abiertas a la vez, cuaderno saturado de listas diarias de gestiones a realizar... Guaggg... me agoto tan solo con recordar. Exitoso (desde luego) agradecida a la vida (infinitamente) contenta (mucho) y sin embargo... En el ejercicio existencial de funambulismo que todos practicamos, había perdido mi equilibrio in-out.
He recuperado la bruja chamánica y feliz que soy. No se asusten, tranquilos, sigan leyendo (por favor) les explico. Vuelvo a sentirme ligera tras mi sesión matinal de estiramientos -un cóctel personal de Pilares, Yoga y Chi-Kun- que me deja como nueva; vuelvo a canturrear en mi bicicleta mientras me dirijo a la terraza sobre el mar donde tomo mi cortadito en vaso y leo las últimas publicaciones de mi sector; vuelvo a dormir como un osito de peluche. Aquí esta de nuevo la magia del vivir de la empresaria-bonsái, del pequeño ser humano que soy. ¡Qué contenta! Es como si hubiese recuperado mis huesos, mi piel y sobre todo mis alas. Ligera de equipaje... como los hijos de la mar -que decía el poeta.
1 comentario:
Enhorabuena Azucena me ha encantado tu blog y tu coraje de emprendedora, si te parece bien te voy a linkear a mi blog porque considero que eres un gran referente para las que comenzamos.
Nos une que somos mujeres, creemos en el coaching y tenemos una gran motivación.
un abrazo. mari cruz
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