sábado, 4 de septiembre de 2010

Rabietina

Hoy estoy enrrabietada, así que llevo toda la mañana muy activa realizando tareas domésticas como si me hubiesen dado cuerda. A otros les da por comer bollería, apostar en las máquinas tragaperras, beber, tener amantes o desgastar la tarjeta de crédito.

Cuando se me rompe la pompa de jabón en la vivo, me da por hacer coladas y limpiar el polvo de los más recónditos lugares de la casa. También por tirar algunas de las cien mil cosas inútiles, rotas, viejas o absurdas que (como todos) acumulo. Quemo la energía rabiosa de mi hígado con la mopa, la plancha y el limpiacristales: la casa lo agradece, y a mi me resulta profiláctico. Se lo recomiendo.

Cuando salgo disparada de los mundos de Yupi en los que vivo, suele ser por alguna de estas dos razones: me siento juzgada (injustamente juzgada) o no querida (pudiera decirse rechazada). Supongo que alguno de los psicólogos adictos a este blog estarán haciéndome el diagnóstico je je...

La cuestión es que hoy deseo ir más lejos que Eric Berne quien en 1960 donó al mundo el llamado Análisis Transaccional, dejándonos en herencia su libro Juegos en los que participamos.

La ultra síntesis de su teoría consiste en catalogar los estados psicológicos de los humanos en el yo Padre, Adulto y Niño. El primero se ocupa de sí mismo y da cuidados a otros, el segundo se individualiza y ocupa de sí mismo, y el tercero busca apoyo en los demás.

Mi hipótesis de hoy -dopada con la rabietina que confieso- es que existe un cuarto rol: el de el abuelillo/a que hiper-cuida, hiper-protege y sobre-actúa en el mimo a los demás acaso en detrimento de si mismo/a. Los terapeutas saben mucho de esto: se desfondan en relaciones desiguales en los que el binomio dar-recibir no está casi nunca equilibrado. Trascendiendo a Eric Berne, mi propuesta de hoy es que existen cuatro estados psicológicos: el yo Abuelo, el Padre, el Adulto y el Niño. Hasta los güitillos de hiper proteger-mimar-cuidar a otros. Me voy a la dar un paseo por la playa. Gracias por estar ahí.

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