En marzo de 2011 Diálogos de Cocina organiza en el Palacio de Miramar unas jornadas en las que participarán: Luis Huete, Mario Alonso Puig, Fidel Delgado, Tony Segarra... Se trata del tercer congreso bianual y en esta ocasión el lema genérico que engloba las conferencias es: Liderazgo, Motivación y Desarrollo Personal. Yo pondré mi granito de arena con una ponencia centrada en la Eficacia de los Equipos cuyo avance les presento ahora... Quedan invitados al congreso los días 14 y 15 de marzo de 2011 en San Sebastián (Guipúzcoa). Las jornadas cuentan con el apoyo de Eurotoques y del Basque Culinary Center.
Un equipo es un grupo humano que gestiona sus egos (Josep Rosanas). Claro que los monjes de un monasterio budista situado a tres mil metros de altura en el Himalaya gestionan sus egos y cabe preguntarse si son un equipo (?). Parece que en el caso de los tibetanos falte empuje (riñones) para avanzar hacia el logro de un sueño, o mejor dicho hacia el logro de un objetivo que es un sueño con piernas (en acción) y fecha límite (plazos).
Los monjes orientan sus esfuerzos hacia la búsqueda de un objetivo individual, la iluminación, lo que les permite ascender por la pirámide de Maslow hacia la autorealización mediante el incremento de los niveles de consciencia y la armónica convivencia, lo cual no es poco. Sin embargo, así formulado ¿lo consideran suficiente como para ser tomados por un equipo?
Acaso sea necesario contar con un objetivo compartido e ilusionante para todos cuya conquista esté inspirada por una visión trascendente que prime lo colectivo sobre lo individual. No hablo de mística, sino de humanismo y acaso de filosofía.
Cocinemos los ingredientes básicos de un equipo: gestión de los egos, un objetivo conjunto, un sueño compartido, una visión transpersonal y un cierto humanismo. Añadamos un pizca de polvo estrellas, la misma materia de la estamos hechos los humanos (Sagan), un poco de humor y otro poco de física para hablar de las interfaces (Cardon), esos espacios de energía en estado puro entre dos cuerpos sólidos. Las interfaces explican la magia del porqué el todo de un equipo es mayor que la suma de las partes.
Entiendo el equipo como una entidad con vida propia que nace, crece y acaso muere como cualquier organismo sometido al enfoque sistémico (Bert Hellinger) regido por tres leyes: el sentido de pertenencia, el respeto a la autoridad y el equilibrio entre el dar y recibir. La sencillez de estos conceptos no les resta practicidad, bien al contrario son extremadamente aplicables a cualquier equipo. Algunas cuestiones referidas a la trilogía de principios sistémicos son las siguientes: ¿se respetan las normas? ¿se establecen agravios comparativos? ¿existe un orgullo de pertenencia a la organización? ¿se responde a las demandas de la empresa con la misma eficacia y entusiasmo con el que se piden favores o privilegios? ¿hay puntualidad y rigor en los protocolos y procedimientos? ¿existe lealtad? ¿cuáles son los niveles de rotación de personal? ¿y de bajas?
Un equipo es un conjunto de personas que gestionan sus egos empezando por el líder, porque donde no hay un líder es difícil que haya un equipo. Poco importa que se trate de una cooperativa o de un regimen comunista, sin líder la molécula del equipo carece de cohesión, guía, inspiración, aliento, modelaje (patrón de comportamiento), coordinación y sentido último (Viktor Frankl).
Las tres etapas evolutivas por las que ha de transitar el líder son: fluir, confluir e influir (Cubeiro), hermosos verbos que aluden: al arte de vivir centrado (en la zona); a comunicar de una manera empática y eficaz; y a inspirar desde el carisma y el respeto que se ganan con el ejemplo, la coherencia y la autenticidad.
En cuanto a las etapas que atraviesan los equipos buscando el alto rendimiento son cuatro: El Rey y su Corte, un Coro de Solistas, una Trainera Disciplinada... Mi ponencia continúa una veintena de folios más... Será un placer verles en el Palacio de Miramar en marzo de 2011 en el congreso Liderazgo, Motivación y Desarrollo Personal.
1 comentario:
GUAUUUUUUU!!!!!!!!
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