sábado, 16 de octubre de 2010

Dos

Dos bajo un paraguas un domingo al atardecer, con un cielo naranja-acuarela, y el mundo es un exceso.

Dos en silencio, a carcajadas, dialogando, de la mano, separados, en paralelo, frente a frente, de pie, sentados, en coche, en autobús, en funicular, en barco, en bici, en moto, un lunes al amanecer. Dos jabonándose mutuamente la espalda con un guante de crin, tomando chocolate con churros en el casco antiguo, compartiendo chicles sin azúcar, un martes por la mañana. Un hombre y una mujer, un miércoles por la tarde, de escaparates por el centro cogiendo ideas para combinar ropa, reciclar complementos, absober tendencias de moda pensando en él, imaginándole a ella. Dos. Y un jueves de librerías buscando recomendaciones bibliográficas de los amigos, escuchando un poco de música en el Fnac, antes de comprar un CD de gregoriano para los ratos de relax, en casa, en solitario, de uno en uno, aunque sigan siendo dos. Y llega el viernes y es el momento de decorar la mesa para la cena que señala el comienzo del fin de semana: velitas, servilletas de colores, entremeses y un buen vino, blanco, como le gusta a ella, de aguja. Y sábanas estampadas de diseño oriental, y muchas risas antes y después de que el edredón resbale al suelo. Y el sábado, dos llenando un carrito de la compra con productos alimenticios y de limpieza: momentos para lo prosaico. Y el domingo de nuevo sobra todo en un tiempo lento, compartido y pleno en el que el mundo es adorno, escenario, pretexto, música de fondo para dos que se quieren más allá de lo efímero.

1 comentario:

Unknown dijo...

Mmmmm sí, esta es justamente la esencia de lo que yo quiero con mi compañero del alma. Compartir, jugar, reir, amar…y más derivaciones de verbos en “ar”, “er” “ir”…hay muchas… ;-)

No busco mi alma gemela, busco mi compañero del alma….

Eso si, cambiaría el guante de crin por una esponja natural…y la musica del gregoriano por Enya si es para relax o por otra totalmente diferente que inspire a mi espíritu elegre y juguetón a improvisar, dejarme llevar…y es que …también me gusta bailar!. En ese momento especial para mi sola que desde la complicidad respeta mi compañero del alma pero que desde el juego y la confianza sabe que en ocasiones me puede acompañar…y que será bienvenido…más juego… más complicidad… como a mi me gusta.

También añadiría un paseo por la playa…tempranito…o más tardecito…. Una tarde fria y lluviosa…en casita…al calor del amor…en fin, tantas cosas…que ya solo me queda decir…compañero del alma: ¿Estás ahí?