domingo, 10 de octubre de 2010

Puzzle Organizacional

A pesar de mi potente ADSL, no tengo línea directa con Dios y -por lo tanto- me resulta imposible preguntarle qué quiso decir -exactamente- al transmitirnos la idea de que "... El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros... ". Si hay teólogos entre ustedes quizá puedan aportar ?!

La palabra es un rudimento sonoro, punta de iceberg del inmenso y sofisticado océano que somos. Y -aunque la manejamos con frivolidad- crea el mundo. Todo comienza en un concepto que etiquetamos con una palabra, que (a su vez) provoca una emoción, que impulsa un comportamiento que se transforman en un hábito y forja -finalmente- un destino. Su destino, mi destino. Un ingeniero naval con el que trabajo describe el proceso en un plis plas: de gaseoso (concepto), a líquido (palabra) y a sólido (realidad).


Consciente o inconscientemente, cada una de nuestras palabras evidencia nuestra visión de la vida y los negocios, de los valores y las creencias, de las relaciones y sus entresijos. Escuchada con precisión, la palabra evoca ecos profundos del plancton marino de quien habla, revelándonos la unicidad de ese ser humano sagrado y especial.

Porque... no somos iguales. Afortunadamente somos diferentes: no mejores, no peores, no iguales. Únicos, insisto. Por eso esta mañana adquiere sentido (y se dimensiona en mi) la filosofía que me enseñaron en Cambridge según la cual la armonía -acaso el equilibrio- y tal vez la felicidad, consiste en situar a las personas adecuadas en los lugares adecuados. Hoy me permito añadir por mi cuenta: personas adecuadas, en lugares adecuados y en los momentos adecuados. Pura sincronicidad (Carl Jung) y quizá... algo más.

Cuando Mr. Meredith (Universidades de Henley y Cambridge) profundizó en la investigación de las claves que aseguran el máximo rendimiento en las organizaciones académicas o productivas, el mundo giraba a velocidad de peonza y las personas adecuadas en los lugares adecuados podían asegurar óptimos resultados. Hoy el mundo gira a la velocidad de la luz y lo que ayer blindaba el éxito hoy puede estrangularlo. Hace un par de días coincidí en un paseo de bosque con Koldo Saratxaga -propulsor del boom Irizar (Grupo Mondragón)- quien reconocía sotto voce que las claves de un éxito sonoro no siempre se pueden reproducir una década después.

Las personas adecuadas, en los lugares adecuados, y en el momento adecuado es una propuesta de equilibrio organizacional que conlleva ¡ay qué peregrino! un ajuste de cuentas con lo que es: un honesto reconocimiento del talento, de la experiencia, de la iniciativa, del conocimiento... Principio de orden -diría Hellinger-. Principio de justicia... ¿quizá?

1 comentario:

Begoña dijo...

El éxito de un proyecto llega siempre, ayer y hoy, cuando todas las personas son lo más importante y todas cuentan. Siempre puede reproducirse el creer en las personas. Y también que las personas somos las que sacamos adelante los proyectos cuando contamos con oportunidades para conseguirlo. Y, a su vez, las oportunidades surgen cuando se dispone de espacios de libertad.
Todo lo anterior lo indico para compartir en tu blog que NER, el Nuevo Estilo de Relaciones, es un estilo resultante de unos valores que son hoy los mismos que ayer en Irizar. Además, valores guiados por la inteligencia, que como sabemos desde Darwin, en su máxima expresión consiste en la capacidad de adaptación. Ejemplo: la comunicación siempre será una clave de NER y de todo éxito, pero ahora tenemos medios de comunicación como las wikis que probablemente continúen perdiendo fuelle y desaparezcan. Habrá otro medio de comunicar, pero siempre existirá la comunicación. Y así con todo. Por si a algún lector de este blog le interesa, NER, el Nuevo Estilo de Relaciones, el fundamente de esta nueva cultura empresarial está esquematizado en esta URL
http://www.k2kemocionando.com/k2ksintiendo.html