jueves, 4 de octubre de 2012

Outsider

Tengo un plan. Siempre tengo un plan, aunque en ocasiones al ponerlo en práctica me invade la sensación de viajar en dirección prohibida: tal es la inadaptación al mundanal ruido y sus negocios.

El plan consiste en disfrutar -el mismo día de su inauguración- de la exposición dedicada a Egon Schiele en el Museo Guggenheim Bilbao. La pinacoteca diseñada por Ghery mostrará 110 obras del artista vienés  entre el 10 de octubre 2012 y el 6 de enero 2013.

La hipocresía en el mundo de los negocios tiene grados, como el whisky: de la desnuda mentira a la callada verdad pasando por un infinito arcoiris de matices que terminan por romper el "hilo" de la confianza que sostiene cualquier relación, incluso la mercantil. 

Contracorriente. En la infancia me colgaron en la espalda el cartel de "rebelde" porque hacía muchas preguntas y porque -en el recreo- me subía a los árboles. Esta mañana leo en El País al diseñador Jean Paul Gautier "... si uno es un auténtico rebelde, no puede estar dentro del sistema..." ¡Ah! vale, era estooo.


El comisario de la exposición es Klaus A. Schröder, director del Albertina Museum de Viena, un hombre elegante, cosmopolita y un poco irreverente, quien -en la presentación del evento- recordó que el pintor vivió obsesionado por dos preguntas: ¿Quién es el hombre? y ¿Qué roles juega? Antes de morir, formuló una respuesta que no empuja al optimismo: El hombre está roto y al final del día está sólo.  Su esposa -en el lienzo que aparece más abajo- esbozó una sonrisa, se dio media vuelta en la amplia cama de matrimonio, y se durmió.


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