Narcotizada por el fuerte olor a algas que hoy invade la bahía, preparo el curso Construcción de Equipos Transformadores que comenzará este sábado en San Sebastián: catorce personas, una tonelada de ilusión, y una comunidad de aprendizaje (terminología aportada por Joseba, uno de los participantes).
Es un milagro de los que vivo desde que fondeé mi barca profesional en el mar de la mejora permanente (kaizen), de las conversaciones motivacionales, de la mayeútica socrática (o el arte de preguntar) y del entrenamiento de equipos directivos. Resulta excepcional que en menos de dos meses se haya creado un grupo de catorce personas dispuestas a aprender, compartir, reír y cooperar. Increíble cuando poderosas organizaciones académicas y empresariales del entorno apenas logran reunir una docena de alumnos pese a sus redes sociales e inversiones publicitarias. ¡Es el milagro de los outsiders, en el que tanto creo!
El curso nace como petición de Nuria quien tras haberse formado con prestigiosas instituciones desea "aprender de verdad" los rudimentos del entrenamiento de equipos directivos. Aunque me resistí cuanto pude, Nuria es persistente como el látigo de Nerón y consiguió arrancarme un "... sí, vale ¡¡adelante con ello!!..." tras algunos meses de insistencia. La mayoría de los cursos para profesionales de nuestro sector resultan poco prácticos porque el profesorado (en general) no ha entrenado ningún equipo y por lo tanto desconoce el sinfín de fenómenos que emergen tan pronto te encuentras en la sala de reuniones de un comité de dirección. Lo sabe Nuria y lo saben gran parte de los alumnos que llegarán el sábado al despacho en busca de un poco de esperanza en la transmisión de conceptos y experiencias aplicables a su realidad cotidiana como directivos, mentores, entrenadores o líderes.
Cada jornada abordará "casos prácticos" así como supervisión de sesiones individuales de entrenamiento con objetivos reales. Además repartiremos nuestro tiempo en la profundización teórica y práctica con la meta de ir construyendo un equipo sobre nosotros mismos entre el 20 de octubre de 2012 (inicio) y el 15 de junio de 2013 (cierre). El auténtico diploma será habernos convertido en un equipo transformador después de superar las inevitables zozobras, frustraciones y discrepancias propias de todo colectivo humano.
Como ángel caído del cielo mi amigo Ander me ha hecho llegar hoy varios archivos sobre la Indagación Apreciativa que acabo de leer con fruición. Es una aportación apasionante que debemos al profesor de la universidad de Cleveland (USA), David L. Cooperrider, sobre el que hay infinita información en la red aunque ningún libro en castellano.http://www.teachamerica.com/ial/Cooperrider/index.htmLa aportación de Cooperrider es la de abordar los desafíos desde las fortalezas de las personas y las organizaciones sin renunciar a los sueños alcanzables. Es una metodología cuajada de esperanza para un planeta que agoniza y coincide con el artículo que este fin de semana recogía la noticia de que la empresa Google pone el acento en potenciar las virtudes de sus empleados en lugar de focalizar sus fallos: todo un cambio de modelo -acaso de paradigma- que algunos consideran una auténtica revolución en el logro de resultados empresariales (beneficios) y personales (felicidad).
La fotografía corresponde a la web de la World Business Academy donde Mr. Cooperrider es considerado una eminencia por su expertise empresarial.
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