Las cincuenta y seis butacas azules de la sala 7 de los cines de mi barrio estaban completas, esta tarde, a las cinco. La película ha comenzado con una frase de Albert Camus que anunciaba la llegada de una sobredosis existencialista en los siguientes noventa minutos de proyección cuyo cierre se ha producido sobre una oscura parrafada escrita por Edgar Allan Poe.
La belleza de Adrien Brody (protagonista en la imagen) y la exquisita sensibilidad del realizador británico Tony Kaye, sostienen el disparo en el estómago que ofrece cada fotograma en el que se retrata a la juventud norteamericana al borde de todos los precipicios. La historia -narrada en primera persona por Henry, un profesor de instituto- utiliza el tono propio del monólogo interior que atrapa al espectador por la solapa de la congoja ante la brutalidad que contempla sin tregua al fondo de la pantalla. Detachment -título original del filme rodado en 2011 y estrenado en 31 de octubre de 2012- se presenta en el mercado hispano con el título de El Profesor cuyo tráiler de veinte minutos es posible contemplar en el link: http://www.20minutos.tv/video/hjryCGHI-el-profesor/
La película me la recomendó uno de mis tutores porque el protagonista muestra una excepcional capacidad de "estar presente", de "ver" a los humanos, y de establecer rapport (empatía), tres competencias clave en los profesionales que trabajamos con personas, para las personas, con la ingenua ¿ridícula? pretensión de mejorar la existencia. Siguiendo las huellas del sabio tutor, he acudido a la sala siete en cuya butaca azul he sufrido, por lo que dudo en recomendarla a educadores, profesores, rectores, padres, asistentes sociales, mentores, entrenadores o consultores ¡no sea que nos veamos todos ahí retratados!
La película es un S.O.S -una urgente llamada- a redimir el planeta dando alas (apoyando incondicionalmente) a nuestros jóvenes para que salgan a flote su alegría, creatividad, inocencia, talento y humor. El guión resulta brutal e indigesto por realista: explosivo cóctel para una otoñal tarde de sábado.
1 comentario:
Y a pesar de ello, me ha colmado de esperanza. El amor (los amores) nos hacen crecer como personas y afrontar nuestros miedos. Agridulce como la vida. Muy recomendable.
Bicos,
H
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