jueves, 6 de diciembre de 2012

El piolet de Edurne Pasabán: La Confianza

Nunca he conseguido disfrutar de los conciertos de piano a cuatro manos, y algo semejante me ocurre con los libros escritos entre varios autores: los relatos corales tienen algo de búsqueda de complementariedad que -en la mayoría de los casos- resulta fallida por la disonancia de ritmos y tonos narrativos, además de las diferencias (a veces insalvables) de conocimiento, lenguaje o expertise.

Aprovechando una gripe de poco fundamento, me he recluido casi todo el día en la trastienda de mi casa para leer -de una tirada- Objetivo Confianza, un libro escrito por Edurne Pasabán y Angélica del Carpio, publicado por Random House Mondadori, colección Conecta.


Desde el comienzo del ensayo hay un salto de estilo (incluso tipográfico) entre las páginas en las que narra la alpinista y aquellas escritas por su coach, y aún siendo claro el intento de acompasar el discurso no siempre  consiguen enganchar al lector.

Pasabán detalla su último y fallido intento de coronar el Everest sin oxígeno, y Del Carpio reflexiona en voz alta sobre el proceso en la toma de decisiones, los valores, la comunicación, la visión de la meta, y los errores por cansancio o imprevistos (climatolología, enfermedad de los sherpas...). Una se centra en la pura acción sobre el escarpado terreno del ochomil, y la otra disecciona el comportamiento de Pasabán y su equipo en una situación extrema. Siendo (sobre el papel) un planteamiento bonito, finalmente carece de la fuerza que -a priori- cabía esperar de un personaje tan apasionado como Edurne Pasabán.

La metáfora entre los desafíos de la vida y la montaña queda sin embargo firmemente instalada en la mente del lector, como un seguro piolet del que pende la vida del montañero.

Podremos admirar o no el último libro de la alpinista tolosarra, pero nadie podrá negarle la gloria de haber coronado catorce ochomiles: territorios conquistados a base de entrenamiento, fuerza, coraje, fe, liderazgo, resilencia a la frustración, al dolor, al frío, a la incomprensión y a la crítica. 

Al final me quedo con la sólida sensación de que es un personaje en fase de re-invención de sí misma y eso ¡me encanta!

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