viernes, 14 de diciembre de 2012

Metáforas + Humor


En dos meses un grupo de mi entorno ha padecido algunas derrotas: a una mujer se le ha muerto el padre; otro tiene a su progenitor en la UVI tratando de traerlo a este lado de la frontera; tres personas han perdido su empleo; a una sexta le ha dado un ataque de ansiedad; una séptima persona ha comenzado a tomar antidepresivos. El porcentaje devastador alcanza al cincuenta por ciento de los participantes. ¡No está mal para dos meses!

Cambio de tercio. Mañana, tenemos una nueva oportunidad de aprender cómo se construyen los equipos transformadores en el seno de las organizaciones productivas, en las empresas. El temario que he preparado incluye prácticas reales en aula con la metodología de Alain Cardon y Eugenio Moliní (que estará con nosotros el 19 de enero 2013, en San Sebastián), así como supervisión de casos empresariales en los que se haya intervenido, y mentoring de sesiones individuales de entrenamiento.  Es un tupper prieto para cinco horas con apenas dos descansos de quince minutos justo para estirar la musculatura, fumar en el jardín (los adictos a la nicotina), tomar un café, una manzana, o intercambiar impresiones sobre las lecturas que vamos abordando, el grupo de trabajo en Facebook, o los talleres de los subgrupos vía Skype.

Me propongo esparcir también por el despacho un toque de ternura con mi mágico spray-ambientador que se adhiere a las sillas, alfombras y paredes horas antes de la llegada de los invitados desde Galicia, Cataluña y País Vasco. 

Ya comprenderán que la ternura (como la solidaridad) han de rociarse con mesura: no sea que nos convirtamos en un grupo de terapia, o en un equipo que confunda la inteligencia emocional con la lágrima fácil, y la solidaridad son abracitos fuera de contexto. La clave será el humor que -como dijo la poetisa Gloria Fuertes- es una cualidad del amor. Humor y metáforas para des-dramatizar lo que hay, lo que ocurre, lo que es... y desde esa ligereza poder digerirlo (integrarlo) y -si es posible- superarlo. Es lo que hizo ayer con maestría la clown Virginia Imáz (en la foto) en un contexto empresarial de corbatas y abrigos de cachemire (Adegi). Virginia supo provocar la carcajada del más ortodoxo de los gerentes: ironizó con la misión, visión, valores... estrategia... con el enfoque-desenfoque de objetivos, con la escucha, y con las preguntas poderosas. Y lo hizo con taaanto amor que no resistí felicitarle cuando se desmaquillaba en su improvisado camerino, y contarle que hacía dos décadas que deseaba conocerle porque en su caso la leyenda de sabia filósofa cómica le precede.

En el curso Construcción de Equipos Transformadores (módulo tres) -que viviremos mañana catorce personas en San Sebastián- habrá humor por aquello de que "es una cualidad del amor" ¡y porque apetece!


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