sábado, 1 de diciembre de 2012

High Flyer ¡Líder de altos vuelos!

Tuve el honor de coincidir con Martin Seligman en la parrilla de speakers del congreso Liderazgo, Motivación y Crecimiento Personal. Él era uno de los Ponentes (con mayúscula), junto con Luis Huete, José Antonio Marina y algunos otros monstruos de las galletas intelectuales y mediáticas del siglo XXI. Yo era la única mujer y la única vasca sobre el estrado, y me sentía pitufa en semejante mundo de gigantes.

El congreso se desarrolló durante dos días consecutivos en el Palacio de Miramar (San Sebastián) y -ciertamente- nos trataron como a reyes. Tras varias visitas turísticas, la segunda jornada cenamos en el restaurante del Museo Guggenheim Bilbao donde mi amigo Joseán Martínez Alija (una estrella Michelín al frente de Nerua) nos agasajó como el gran anfitrión que es en todas las ocasiones. 

Me colocaron en la mesa presidencial frente a Andoni Luis Aduriz (Mugaritz) y al lado de Seligman que no habla una sola palabra de castellano, así que fue una ocasión preciosa para practicar inglés mascachicle y disfrutar de la altísima gastrononomía de Josean, del sentido del humor de Aduriz, y de la sabiduría existencial del padre de la psicología positiva. En un momento de la cena -acaso afectado por la mezcla de licores (seis caldos distintos antes del cava)- me preguntó si quería escuchar su feedback a mi ponencia a lo que encantada y temerosa le dije ¡sí, desde luego, por favor, adelante, Martin!

Y ahí fue cuando escuché por primera vez una crítica que después se ha repetido con frecuencia: "...tu conferencia ha sido un tupper demasiado lleno...". Tras unos segundos de silencio que resultaron embarazosos para mi (Seligman es americano y el estilo directo le resulta cómodo), tuve el coraje de pedirle me clarificara un poco, por favor, qué quería decir exactamente con "el tupper demasiado lleno". Pues que el contenido que has presentado alcanzaba para cuatro conferencias: parecía que hubieras metido con calzador infinitos conceptos linkeados talentosamente pero -ahí se paró un instante para utilizar la servilleta- difíciles de digerir para quien no tenga conocimientos de management o liderazgo. La conversación fue interrumpida por las trufas glaseadas en un plato extrañamente hondo y blanco. Meses después de aquella conversación, Seligman y yo seguimos intercambiando mensajes de correo electrónico y siempre bromea con el tupper  ;-D


Hoy me he acordado de esta historia porque la semana que viene intervengo en la Universidad de Deusto como profesora invitada ante alumnos de Ingeniería. El título de mi máster-class es Cómo ser un High Flyer, un líder que vuela alto y motiva a su equipo. Por un lado me ilusiona poder compartir con los estudiantes algunos de los aprendizajes de mis últimos treinta años, pero por otro me asusta -casi me bloquea- el pánico de volver a presentar demasiado contenidos. Así que en los dos últimos días he escrito y desestimado seis guiones por su complejidad conceptual. Inicio ahora el séptimo y comienzo por lo más elemental, la traducción literal del diccionario Oxford para el concepto High Flyer: alguien que ha alcanzado un éxito notable y lo ha conseguido en menos tiempo de lo habitual. Entonces tendremos que abordar sus sueños y transformarlos en objetivos, y calibrar la fortaleza de sus alas (cuerpo, mente y corazón) así como sus valores y creencias, y después trazar un plan de acción que propicie ser un high flyer, alguien que vuela alto e inspira a los demás.


Resumo: Sueños + Objetivos + Dafo + Fórmula del Éxito + Valores + Creencias + Plan de Acción hasta el Logro. ¡Lo tengo! En menos de una línea. Seligman estaría orgulloso de mi: esta vez llevaré el tupper a la mitad ¿y qué haremos el resto del tiempo?  Volar por el aula sobre aviones de papel, hasta que llegue el Rector y pregunte qué está pasando allí    ;-D

http://www.ted.com/talks/lang/es/martin_seligman_on_the_state_of_psychology.html

2 comentarios:

H dijo...

Sé tú misma. Les encantará a casi todos y unos cuantos se quedarán perplejos. Bicos,

H

I dijo...

la verdad es que no se si deberías vaciar ese tupper demasiado lleno, o si deberías seguir manteniéndolo a rebosar... sólo te diré que tu feedback hacia mi el día que te conocí me ha hecho más fuerte, que no paro de recordarlo en los momentos que así lo requieren y que gracias a recordar tus palabras he espabilado y de ¡que manera!
mil gracias, me sigue gustando leerte.