viernes, 23 de enero de 2015

Saltar sobre el vacío y ¡volar!


El cedro del Líbano acompaña mi paseo por el bosque del Parque Tecnológico de Miramon a la altura del Museo de la Ciencia (San Sebastián). Su corteza es gruesa y rugosa, pero lo que reclama mi atención son los surcos del pasado, presente y futuro que conviven en armonía mirando al porvenir. Calculo que el árbol tendrá más o menos mi edad porque la mayoría de sus ramas son horizontales y la altura del tronco supera los veinte metros.

El cedro del Líbano acompaña mi momento de reflexión antes de entrenar a un director general del sector de la máquina herramienta, y al director de I+D de una empresa informática cuyos sistemas de gestión avanzada aspiran al cambio mientras algunos jefes de proyecto encarnan la resistencia bajo la dura corteza de la inercia.

Llueve y hace frío (apenas dos grados) así que acelero el paso, me subo el cuello del gudrun hasta que casi me axfisia, y sigo caminando sobre el musgo y el verdín. Finalmente pongo atención en mis pies -porque el sendero resbala- y retomo la madeja de mi pensamiento:

Todo está interrelacionado -murmuro para mi misma-. Sistemas. Imposible conocer qué fue antes, si el huevo a la gallina. Laberintos. Encrucijadas de caminos, vegetación, personas y líneas temporales (pasado, presente y futuro). Sistemas de escala (individuo, equipo y organización). Mayor o menor resistencia al cambio: rigidez o flexibilidad, ideas limitantes o potenciadoras... 

¿Y el coraje? Coraje pequeño para repetir ideas, productos, servicios o procesos. Coraje mediano para arriesgarse a mejorar lo conocido, y coraje gigantesco para innovar y saltar sobre el vacío preñado de potencial. Pienso en clave empresarial, en modelos de negocio y en culturas organizacionales que todo lo impregnan: la motivación de las personas, los resultados, las inversiones, los sistemas de retribución y reconocimiento, los procesos de toma de decisiones, la tendencia a repetir errores... ¡Qué alto es el cedro! -me digo a mi misma- y quiebro el cuello hasta la copa donde asoma ¡un nido! en el que guardo algunas de mis parajadas.

  
Coaching Circle 158 del U.Lab Vitoria Gasteiz
Patricia, Irma, Azucena, Victor y silla de Mari Jose.


He comenzado el 2015 muy activa a pesar de que a uno de mis oídos le ha dado por producir vértigos -seguramente de tanto mirar a las alturas del cedro, el nido y aledaños, je je-.

Me he integrado en un grupo de trabajo denominado Economía del Bien Común que el tres de marzo próximo traerá a Euskadi (comarca de Tolosaldea, Guipúzcoa) a Christian Felber, el ideólogo del concepto y autor del libro homónimo.

Además, mañana, día 27 de enero 2015, asistiré a la presentación de los resultados del proyecto de investigación titulado "Equipos de Innovación como instrumento de desarrollo organizativo", dirigido por mi mentor Sabino Ayestarán, catedrático emérito de la Universidad del País Vasco. El acto se desarrollará en Bilbao Berrikuntza Faktoria (calle Urubitarte, 6).


                            


Finalmente, durante algunos miércoles consecutivos acudo al U.Lab Vitoria-Gazteiz que enmarca la formación en la Teoría U diseñada por Otto Scharmer y su equipo del MIT y la Universidad de Harvard. Estamos treinta personas de diferentes provincias, profesiones, edades e ideologías y vivo los encuentros como una sobredosis de aprendizaje-estímulo-desafío y complicidad.

El trabajo se realiza de manera individual, grupal (como el de la fotografía superior) y en plenario. También mantenemos una comunicación permanente a través de una plataforma on line en la que intercambiamos contenidos, libros, vídeos, fotografías etc. ¡Es una experiencia realmente colaborativa en la que nos apoyamos los unos a los otros! en cuestiones tangibles e intangibles: desde ayudar a un compañero con dificultades tecnológicas hasta alentar un proyecto emprendedor como el de Irma, mi compañera del círculo 158.




Estoy agradecida a la vida y emocionada con esta formación. Aprendo mucho y llevo a la práctica cotidiana de mi trabajo gran parte de las metodologías, enfoques, técnicas y atajos que Harvard pone a nuestra disposición. Hoy deseo compartir una pregunta para que el lector/a puedan paladear un poco la golosina del U.Lab VG:


¿En qué circunstancias de su vida se producen momentos disruptivos =
descubrimientos y soluciones sorprendentes?


Aunque mi propia respuesta se expande por el cuaderno como una mancha de tinta ocupando varias páginas, alcanzo la conclusión de que mis momentos disruptivos se producen cuando existe el desafío de buscar y hallar soluciones a dificultades de mis clientes que en ningún caso se resuelven de una manera convencional sino creando algo nuevo desde el vacío, lo que implica movilizar la totalidad del potencial.

Mis momentos disruptivos-creativos-chispeantes se producen cerca del cedro del Líbano o tomando un café en el Museo Guggenheim Bilbao cuando busco soluciones artesanas a desafíos generalistas; cuando pongo el foco en el descubrimiento de las causas -y no de los efectos-; cuando escucho lo genuino que desea emerger del silencio; y cuando los actores (de la empresa) se muestran desnudos y nadie le dice al rey que va vestido...


¿En qué circunstancias 
vive usted "momentos disruptivos" plenos de potencial?


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