sábado, 6 de enero de 2018

Disfrutar más... ¡con menos!



A pesar de la tormenta nocturna, los Reyes Magos han dejado en casa sus regalos, acertando plenamente en lo que necesitaba. Claro que cada vez me ocupo con mayor esmero en hacerles saber -exactamente- aquello que completará algún aspecto de mi vida. ¿Un poco de conocimiento? un libro ¿Previsión de algún catarro? una caja de pañuelos ¿Búsqueda de trascendencia? canto gregoriano ¿Sensación de confort? unos calcetines. ¡Pequeñeces! ¿Pequeñeces? Quizá lo sean en la opulencia de una parte del planeta pero... ¡no en todas! Baste conectar con el recuerdo de quienes han viajado alguna vez a India donde un cepillo de dientes es ¡un tesoro!

Confesaré que hemos desayunado un poco de Roscón de Reyes y que este hecho (en apariencia trivial) suscitó en casa un debate filosófico sobre la conveniencia de comprar algo -que no necesitábamos- cediendo a las convenciones, o hacer nosotros un pastel, galletitas o incluso un pan de centeno con levadura madre... 




Los regalos, el roscón... estos actos vanales -que damos por norma y no apreciamos en su justa medida- nos sitúan en una zona privilegiada de la tierra. Un propósito interesante para el nuevo año pudiera ser disfrutar más ¡con menos! y gozar de lo que ya tenemos: salud, comida, ropa, calzado... Está en nuestra mano dar sentido a ¡lo que importa! sin dejarnos llevar por cantos de sirena.


No hay comentarios: