En la National Gallery (Londres) pasé cuadro horas deliciosas. Salí enamorada de dos hombres. La pasión que siento por uno de ellos me hizo entrar directa desde Trafalgar Square hasta la zona donde están las salas 33 a 46: crucé rauda la mirada sobre los cuadros de Monet, van Gogh y Seurat -que me gustan mucho- pero seguí avanzando hasta los lienzos de Turner cuya fuerza mueve algo en mi interior.
Cuando alcancé El Guerrero temerario me tranquilicé. El cuadro refleja el destino final del HMS Temeraire remolcado desde la base de la flota en la desembocadura del río Támesis hasta el desguace. Considerado uno de los cuadros favoritos del propio Turner simboliza también la vejez del pintor y la plenitud de su maestría.
Una vez colmada mi sed de Turner aún hice una ronda por sus lienzos despidiéndome de ellos hasta mi próxima visita a la city. Después me fui a las salas 15 a 32 y -avanzando sobre los cuadros de Vermeer, Velázquez, Rubens y van Dyck- alcancé el autorretrato de Rembrandt a los 63 años. Estuvimos mirándonos un buen rato como dos viejos amigos que se encuentran después de mucho tiempo. Siento enorme ternura por Rembrand y me encanta su historia de amor con Saskia, su esposa. Tras casi una hora de contemplación de sus principales obras me despidí del prolífico pintor holandés.
El arte es terapeutico para mí y salgo renovada de la National Gallery. Quizá tenga razón el pensador, sociólogo y escritor francés, Gilles Lipovetsky para quien "... el arte, la cultura y la retórica son el antidoto a la sociedad deprimente...".
Video relacionado: entrevista a Lipovetsky. Duración: 3 minutos.
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Milar Tienda
Las personas amantes del arte encuentran en la decoración de sus paredes con cuadros una forma de expresión personal. Los cuadros añaden belleza, estilo y personalidad a las estancias de su vivienda, creando un ambiente único y reflejando sus gustos artísticos y sensibilidad estética.
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