martes, 18 de agosto de 2009

Desfiladero de silencio

Mi socio ha entrado en un desfiladero de silencio. Lleva unos días sumido en un estado autista del que no consigo sacarle ni con bromas, ni con preguntas, ni con paseos, ni con propuestas laborales, ni siquiera invitándole a comer. -Tengo que mirar la luna, no sea que le influya como a las parturientas y a las mareas-. Llevamos juntos mucho tiempo y le conozco bien: de vez en cuando se sumerge en silencio y navega en su particular pecera como un tiburón solitario y huraño al que no consigues hacer saltar ni cantando el "pañuelito lere-lere".

Esto me hace recordar la reciente recomendación de mi peluquera -aficionada a la lectura de volúmenes ligeros- quien al regreso de sus vacaciones encontró en el aeropuerto de Málaga un libro "sabroso" (al menos eso dice ella) titulado Los hombres son de Marte, las Mujeres son de Venus. Al parecer, se trata de un best seller en el que se refleja con humor no exento de algún rigor psicológico el comportamiento dispar entre hombres y mujeres ante emociones semejantes. Dice Cristina, mi peluquera, que cuando a un hombre le preocupa algo "se va a la cueva", se encierra en un mutismo de caverna y hasta que no empieza a superarlo no hay quien le saque de ahí. A lo mejor hasta hay algo de sabio en un título con semejante mensaje en la portada...

A veces las personas nos colapsamos emocionalmente y si no sabemos gestionarlo se nos atraganta como un hueso de pollo. Sí, mi socio tiene la garganta dañada (casi afónica) sin que le ocurra realmente nada físico... es como si no se decidiese a decir al mundo su verdad. Me tiene preocupada, la verdad.


Lanzo el piolet hacia la cima de la cordura, de la risa de la complicidad y no engancha... Le pasa algo que no intuyo, que no alcanzo a adivinar con mi habitual bola de cristal. Crisis. Supongo que atraviesa el desfiladero de una crisis y como es chico quiere pasarla en solitario: de manual. Vale. En solitario, en la cueva, como la varicela: para evitar el contagio. ¡¡Guagg es duro verle así!! Quiero pensar que se trata de una crisis de crecimiento después de la cual se sentirá más fuerte, más seguro, más sabio, más cómplice, ¿más risueño? Ojalá. Mañana por la mañana pondré una velita en la catedral del Buen Pastor. Crucen los dedos.

1 comentario:

AITZ-ARGI dijo...

Me hace sonreir esta forma de escribir, y me hace sonreir aún más estas cosas de la casualidad, o...¿causalidad?. Ayer mismo hablé sobre el proceso de cueva de los hombres con un hombre, él también estaba en la cueva, procesando, masticando, sin querer perder detalle de lo que se entretegía en su mundo interior. Para ello sin embargo, sentía la necesidad de estar en esa cueva cuidando con esmero su pequeña parcela de SER, para lo cual su pareja y yo, mujeres saltarinas las dos, prefería tenernos un poquito a distancia, ya que en cualquier momento quizá, sintiese que podía perder ese momento Santo de Sanación para él, de comprensión, de reconstrucción, con nuestra algarabía particular. "Las mujeres son de Venus y los hombres de Marte", por lo cual respetando su "momento cueva" le dejamos su espacio en LIBERTAD, superando nuestros miedos, sobre todo el de PERDERLE. Conscientes que solo era uno de nuestros pequeños miedos, nos miramos las dos, cerramos la puerta y CONFIANDO plenamente en él, fuimos a ocuparnos de nosotras, para que... a la vuelta, pudiesemos ofrecerle lo mejor de nuestro SER.