miércoles, 21 de octubre de 2009

Tres cerebros

Estoy fuera de servicio en el momento laboral más intenso de mi historia. En un ardiente desierto cuajado de proyectos a montar, estoy fuera de servicio como una gasolinera. Out. Tres días en silencio: muda como el enanito del cuento de Blancanieves. Tres días durmiendo más de quince horas por jornada. Tres días bebiendo litros de infusiones, zumos, agua, caldos, brebajes. Ibuprofeno Alter de 600 mg para la inflamación de las cuerdas vocales. Silencio. Un decreto de silencio promulgado por mi médico de cabecera. Majo él... poco le importa la ola de trabajo que me espera y se acumula. Poco le importa que sea autónoma. Silencio ¡se rueda! El juego de la vida y sus paradojas.

Estoy recibiendo mucha solidaridad de los buenos clientes a los que anulo sesiones por Email apenas días antes de su realización y a quienes he de postponer cita veintiun o más días... Solidaridad por parte de los buenos y hasta de los malos clientes. Nooo, de esos no tengo.


Me da por pensar que tenemos tres hemisferios, qué digo, tres cerebros: el derecho, el izquierdo y el ordenador. Sin él ya no somos nada. ¿Buscar un hotel? Internet. ¿Calcular cuanto tardaremos a pie de punta a punta de Madrid? Internet. Avisar a los amigos de una fiesta (Facebook-Internet). Invitar a los colegas a nuestra red (Lindekin, Internet). Preparar mi curso de Coaching Creativo en Galicia... pen drive a la orden... Contar cómo ha ido el seminario de Robert Dilts (Blog-Internet). Tres cerebros. No podemos salir a la calle sin ordenador: en los aeropuertos, cafeterías, las calles, el hall del hotel, en todas partes, como una especie de omnipresencia o deidad. Tres cerebros ¡Piénsenlo! Quien vaya sólo con el propio sistema pensante está desarmado, en inferioridad.


Sigo muda, como el enanito del cuento de Blancanieves. Los dedos hablan por mi. Mi cabeza acumula tareas y más tareas. La agenda chorrea compromisos aplazados: citas en rojo de urgencia, citas en verde de conveniencia, citas en azul de obligación, citas negras, a ciegas, al tacto, al pil pil ¡a la porra! con perdón. Me voy a echar una siesta. ¡¡Ah!! No les he contado toda la verdad: el médico de cabecera dice que padezco agotamiento... ¡Sabrá él! Silencio. Callen los mudos, hablen los cuerdos y el mundo... siga girando con sus tres cerebros: derecho-izquierdo-ordenador. Efectos de la fiebre, quiero pensar. Ya disculparán.

1 comentario:

Socrates dijo...

:D

te ha quedado un post muuuuy chulo. Me ha encantado porque he podido percibirte en él. Tu esencia.

A recargar pilas de todos tus cerebros. Respirar en silencio, pensar en silencio, inspirar(nos) en silencio...

Feliz siesta :)