Dado que todo el "conocimiento" está colgado en Internet o publicado por cien mil editoriales, hago el esfuerzo de viajar al fin del mundo para oler un poco de "sabiduría" (teoría + práctica + experiencia vital). Insistamos en que toda esta actividad emocional e intelectual resulta bastante decepcionante, y que me encuentro (una y otra vez) con soufflés que se desinflan al cuarto de hora, a los veinte minutos en el mejor de los casos. No pienso meterme con nadie -aunque tengo a mano dos caballeros talludos que hacen una diana bastante completa del desánimo-. Me quedaré con lo que me ocurre y -aplicando un poco de mi propia medicina- formularé en voz alta algunas preguntas por si alguien al otro lado de la pantalla quiere hacerse eco.
¿Será que, con la edad, encuentro cada vez menos propuestas nuevas? ¿El desgaste de mis ojos me impedirá descubrir la frescura de lo simple? ¿Lo simple es el mejor destilado de lo complejo? ¿Cómo diferenciar a un sabio de un vende-peines? ¿Están fuera o están dentro de nosotros mismos las respuestas que conmueven al universo? ¿Acaso llega un momento en hay que lanzarse a crear dejando a un lado las "pamplinas"? ¿Cuál es el sano equilibrio entre la inocencia y el escepticismo? ¿De todas las verdades contrastadas, cuáles perviven en el convulso siglo XXI? Por último: ¿Hay entre ustedes alguien que -buscando sentido- también colecciona soufflés? En tal caso, por favor, escríbanme ¡quizá podamos hacernos socios y montar una pastelería!
2 comentarios:
Mea culpa, también. Hoy también tuve un día que, en mi navegación por internete, no aguanté más de dos minutos con cada "más de lo mismo y encima aburrido" que encontraba. Eso sí, estoy leyendo "El hombre en busca de sentido" de Viktor Frankl, que me está impactando mucho.
También te dejo la ultima joyita que encontré, ya me dirás que te parece e inspira:
http://www.applesfera.com/curiosidades/que-pasa-cuando-ensenamos-a-un-nino-como-usar-un-ipad
Bicos,
H
Me encanta el término soufflé , realmente describe muy bien esas situaciones ....Yo me apunto a la pastelería.
Besicos,
Koral
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