Son las nueve de la mañana del jueves 1 de agosto 2013 en el Palacio de Miramar (San Sebastián), a un minuto del salón de casa. La mitad del césped está segado desde la raíz, mientras la otra mitad permanece repleta de margaritas que lloran la masacre de sus compañeras de juegos. Huele a hierba fresca y la brisa de la cercana costa me alcanza. Hace falta una razón poderosa para recluirse toda la mañana en un espacio cerrado, aunque sea el bello palacio. Tengo claro mi impulso: en el primer piso, primera sala a la derecha, dos expertos del mundo digital impartirán en formato sintético sus conocimientos y experiencias profesionales.
Carlos Ojeda y Rafael Benitez de Walnuters han conseguido congregar a cuarenta personas interesadas en descubrir las oportunidades de negocio que ofrecen las redes sociales. Me siento en la última fila junto a dos amigas (el riesgo de trastear es alto) y ¡comienza la fiesta!
Haré un barrido por las veinte caras de mi Moleskine repletas de anotaciones y de tareas a realizar durante las próximas semanas (acaso meses, dada mi torpeza digital) a partir de los aprendizajes. Permitan que me ría un poco en voz alta de mi misma como una válvula de escape ante la "impotencia" de una realidad que se me escapa de las manos como minúsculos granos de arena. Y no me justificaré con aquello del gap generacional.
Empecemos por el título del post ¿sabe usted lo que es un klout? Si no lo sabe ¡bienvenido al club de los analfabetos digitales! aunque en esto ocurre como con la ley: el desconocimiento no exime de su cumplimiento o -en este caso- de que usted tenga en este momento un klout alto, bajo o inexistente. Todo depende de la "influencia social" que se le otorgue por la cantidad y calidad de intervenciones en Twitter, algo que se calcula a partir de fórmulas y estadísticas matemáticas. ¡Ya empezamos! dirán algunos. Sí, debajo de las "redes sociales" -que algunos confunden con fotos de la barbacoa familiar colgadas en Facebook- existe un apasionante (y complejo) mundo por descubrir de cuyas claves acaso dependa la prosperidad de los negocios. Acaso ;-D
Como ha dicho Carlos Ojeda con vehemencia durante el curso "... las redes sociales son la punta de un iceberg debajo de las cuales late una revolución en el comunicar y compartir que pone a las personas en el centro de la escena...".
Sin duda lo digital "huele" a imparable revolución. Cabe preguntarse, sin embargo, ¿cuál es la finalidad última de un fenómeno de semejantes dimensiones? Porque una cosa sí tengo clara: pone a las personas en el centro de la escena pero ¡en calidad de consumidores! y no estoy segura de que eso me complazca. ¿Y a usted? Por cierto, en este momento mi klout tiende a cero. Glub... Acaso no exista ?!
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