lunes, 2 de enero de 2012

Líderes... ¿o sabios?

A tres mil quinientos pies de altitud escribo de regreso a casa. Todo ha terminado. Bueno... no, no es cierto: la larguísima cola de la cometa de los sueños cumplidos me acompaña con un aroma de nostalgia. 

Los amorosos impactos vividos en Holanda entorno a la nochevieja 2011 van conmigo en un muestrario de ropas Didi, de alimentos bio exóticos e inexistentes en España, de cosméticos del Sr. Hauschka, y del último capricho adquirido en el aeropuesto de Schiphol segundos antes del embarque en la puerta 23 B: I can make you happy, de Paul Mckenna editado por Bantan Press. 

Durante las próximas semanas -acaso meses- los objetos adquiridos en los Países Bajos en compañía de mi hija emitirán un eco, un canto de sirena, que me hará regresar a finales del mes de febrero 2012 con motivo de su actuación en el templo musical de la Concertgewau (Amsterdam). Será el momento de rememorar lo que hace apenas horas he vivido gracias a la maestría de Pieter Jan Leusink, director de la Bach Orquesta de Holanda, especializada en música barroca con coro y en piezas tradicionales como El Mesias de Haendel o La Pasión según San Mateo. Observando a los músicos en su interpretación del Mesias me he inclinado ante su grandeza: no es sólo que suenen bien, no es sólo que los solistas internacionales del coro remuevan hasta la el ADN de un cerebro anestesiado, es más... ¿Qué?

Schiphol, Amsterdam... minutos antes del embarque ;-D

Todos y cada uno de los componentes del coro y orquesta aman su trabajo diríase con frenesí: se dejan en ello la garganta, la musculatura, los días, y la trashumancia de sus vidas. Sus relojes profesionales no pautan segundos sino años volcados en la construcción de artistas de primer nivel. Trabajo en solitario, acompasamiento con los compañeros, y obediencia al compositor, al director y al concertino. Disciplina en estado puro. Décadas de entrenamiento esforzado incrustadas en su piel para actuar ante seiscientas personas que hacen con su presencia un homenaje a la religiosidad atea que llena cada rincón musical de Holanda en Navidad. 

Poder escuchar a tres metros de distancia y en directo a Rachel Nicols (soprano), a Andrew Slater (contralto), a Sytse Buwalda (alto) -toda una leyenda en Holanda-, o al tenor Martius Leusink es un honor que agradezco a la sirena entre los muchos agasajos con los que ha colmado mi corta y plena estancia de comienzo del 2012. Ella tocó bien ¡qué voy a decirles! son veinte años en los que persigue un sueño con la terquedad de un búfalo salvaje. Todo comenzó en la Navidad de 1990 cuando los Reyes Magos de Oriente le trajeron un diminuto violín medio...

Cierro el ordenador, miro las nubes-nieve-polvo, caen los párpados un ratito, busco EL PAÍS y leo a Michael Francis Atiyah, renombrado matemático británico para quien "...los líderes del XXI han de ser sabios, tal y como dijo Platón...". Mañana entreno en liderazgo a tres altos directivos vascos: calibro mi saquito de sabiduría famélico como Don Quijote, palpo mi saquito de coraje grueso como Sancho Panza. Espero equilibren contrapeso. Aterrizaje en Sondica, Vizcaya, diez grados, llueve. Fin de la aventura. Continuará.

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