De vez en cuando conviene perderse en las entrañas de un museo, una cafetería gigantesca, el hall de un gran hotel, o una biblioteca silenciosa. Si lo que busco es un efecto terapeútico me adentro en solitario en las profundidades de un lugar, por eso también sirve una iglesia, aunque no es lo mismo ¡no Señor!
Tras unos días de agotadora actividad, repliego las velas de la nave nodriza hacia la fuente original: las profundas aguas del ser.
Estoy convencida de que podría llegar a enfermar si durante algunas semanas me viese obligada a vivir sin un espacio-tiempo personal para pensar ¿divagar? tal vez soñar, y desde luego escribir. En una palabra: sin estar a solas conmigo misma .
Escribo desde la tercera planta de la biblioteca central de Bilbao, junto a un ventanal que me aisla de la lluvia y el frío sin privarme de la luminosidad y el contacto con el exterior. Enfrente se encuentra una sede de Kutxa Bank, aunque en el letrero de la mole aún pone BBK. Aquí me acuerdo de Ramón Zallo, profesor de sociología, quien en los años ochenta me enseñó en la universidad que "... los países tienen los gobernantes que se merecen..." una frase que me impactó sobremanera. Esta mañana (martes 10 de abril) -ante la ausencia casi total de trabajadores en Bilbao- me he preguntado si no será también cierto que "cada país tiene el índice de paro que se merece", afirmación impopular que me granjeará la fobia de algunos de ustedes. Sin embargo, no puedo entender cierre de numerosas empresas de nuestro entorno cercano del 5 al 15 de abril -ambos inclusive- para celebrar barbacoas en Semana Santa. Resulta comprensible que los niños gocen de vacaciones escolares durante dos semanas, pero que los adultos de una país cuyos directivos ocupan el lugar número treinta del ranking mundial, cuya productividad es bajísima, y cuyo índice de paro es del 25% cojan diez días de vacaciones me resulta una frivolidad irresponsable o cuando menos algo anacrónico con el mundo contemporáneo y su maltrecha economía.
Supongo que me alcanza la polilla del resentimiento; o quizá la carcoma de la edad; o los 35 años ininterrumpidos de cotización con un mes de vacaciones al año; o que ahora soy autónoma... Reconocerán conmigo que haciendo el avestruz (esconder la cabeza bajo el ala de la recesión) no levantaremos un país. La prensa económico-financiera asemeja la crisis española con la que vivió Japón en los años noventa. Pero... Los japoneses libran una semana ¡¡al año!! y se consideran muy afortunados. Ni tanto, ni tan calvo.
Supongo que me alcanza la polilla del resentimiento; o quizá la carcoma de la edad; o los 35 años ininterrumpidos de cotización con un mes de vacaciones al año; o que ahora soy autónoma... Reconocerán conmigo que haciendo el avestruz (esconder la cabeza bajo el ala de la recesión) no levantaremos un país. La prensa económico-financiera asemeja la crisis española con la que vivió Japón en los años noventa. Pero... Los japoneses libran una semana ¡¡al año!! y se consideran muy afortunados. Ni tanto, ni tan calvo.
1 comentario:
Quizá para muchos, estos días son parte de sus vacaciones...
En Euskadi, además, el paro es bastante más bajo (11,2% en el ultimo trimestre del 2011), probablemente la productividad mucho mayor, y la crisis mucho menor. Cuando las cosas llegan a estar muy mal (y esperemos no llegar allá), llega un momento en que el suelo es el techo (y no hay donde esconder la cabeza) y no queda mucho para barbacoas.
Bicos,
H
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