martes, 1 de mayo de 2012

Sólo por amor

Hay cosas que sólo se hacen por amor, y esta historia comienza con un espectáculo de árboles, nubes, y exóticos personajes en tránsito. El show tiene una duración de casi cuatro horas y no se hace pesado sino que aligera el ánimo con su estética belleza. Una vez más me acompaña el GPS con el que mantengo una interesante conversación de fondo. 

Desde la autopista terrestre contemplo la autopista celeste en la que varios aviones en vuelo regular y un aeroplano en vuelo libre dejan sus huellas sobre el azul. Entretanto, en el primer acto emergen personajes principales y secundarios con honorífica mención para la imagen recortada de una gigantesca medusa-nube-gris sobre fondo de cielo casi negro que amenaza lluvia.

Unos kilómetros después -en el segundo acto- contemplo la veloz carrera de Fúyur entre nubes tan blancas y deshilachadas que parecen la cola de un vestido de novia. Más tarde descubro un conejo de orejas picudas y un perrito que semeja el yorkshire terrier de mi madre.


Sólo por amor he practicado 72 horas casi ininterrumpidas de ejercicio aeróbico. Todo un guinness personal. El ejercicio ha consistido en desmontar una casa (en Rotterdam, Holanda) y montar una casa (en Tolouse, Francia) en 72 horas incluida una visita a Ikea donde -sin cinta estática- he recorrido 12-14 kilómetros a paso ligero pertrechada del lapicerillo y el metro de papel. La sesión de pesas la he realizado porteando los pequeños muebles y las no tan pequeñas maletas; la musculación de brazos limpiando cristales, y la de piernas directamente escaleras arriba y abajo.

El caso es que hay cosas que no se hacen por dinero, ni por estrategia, ni por conveniencia. Sólo por el puro amor de crear un hogar donde sólo hay una casa y de recrear un espacio de algodonosas nubes donde las paredes son de ladrillo rojo Tolouse. Ustedes creen que exagero pero lo cierto es que el guinness aeróbico me ha dejado al borde de la extenuación física pero más contenta que unas castañuelas sevillanas. Sólo tengo una decepción: no he adelgazado ni un gramo ¡cachis! En cuanto a mi GPS ... hemos tenido unas palabras porque se mantiene terco sin buscar alternativas cuando encontramos una calle cortada por obras o una dirección prohibida. Re-calcula una y otra vez la misma solución: creatividad cero, flexibilidad cero, improvisación cero. Aunque sólo es un artilugio conectado a un satélite, me enfada. Claro que si soy honesta he de reconocer que algunas mentes humanas son idénticas. En fin, comparto con ustedes que mi GPS es tozudo, cree tener siempre la razón y se desactualiza con frecuencia ¿les suena?  ;-D

1 comentario:

I dijo...

¡que relato más dinámico! creo que hasta me he cansado como si yo misma te hubiera acompañado en esas 72 horas, y que decir del paralelismo entre "alguien" y un GPS. ¡Fan!
¡fabulosa entrada! Me/nos gusta leer tus aventuras, así que no hagas caso de las críticas de tu amigo Joseba, y por favor sigue contándonos "tus cosas".
Un beso.