domingo, 28 de mayo de 2017

Reconocer = Retener el Talento



Trabajo con personas de talento cuyo éxito profesional se mueve hacia la excelencia y acompaño durante un tiempo.

Algunos gozan en su haber de una larga carrera de logros, salpicada de algún fracaso, que les ha hecho más fuertes y más sabios al incorporar las lecciones de la vida. Otros son profesionales en la treintena que atisban un futuro casi infinito que no saben cómo alcanzar. Entonces me miran -como la joven de la fotografía al ojo gigantesco-, arquean las cejas, sienten la empatía y receptividad de mis neuronas espejo, y se sueltan a compartir algunos  sueños y ciertas dudas porque... ¡no quieren perder oportunidades!




La gestión de las personas con talento presenta algunos desafíos para los que no están preparados la mayoría de los empresarios, directivos y gerentes ya que a la potente formación académica suman un conjunto notable de habilidades entre las que se encuentra la consciencia de su aportación de valor a la empresa: pro-actividad, auto-motivación, creatividad, polivalencia, flexibilidad, capacidad de trabajar en equipo y ausencia de miedo. 

El miedo es uno de los principales contrapesos de los empresarios, directivos y gerentes sobre todo en un país con una elevada tasa de paro. Pero los profesionales de talento conocen su valor de mercado, aspiran al infinito, y no están dispuestos a perder el tiempo. En una palabra: son conscientes de que la vida es un juego efímero.

Un profesional de 32 años al que entreno afirma haber reportado a su empresa más de un millón de euros en 2016 derivados directamente de su gestión ¡un gran pastel! Harto de no recibir un reconocimiento animoso por parte de su jefe directo, de ser ninguneado por otros directivos de la compañía, y de esperar durante años un ascenso, hace unas semanas comenzó la búsqueda activa de otro empleo en empresas del sector. Hoy tiene sobre la mesa dos opciones fabulosas y deshoja la margarita de irse o plantear en su empresa una sustanciosa promoción.



Retener a los mejores profesionales
exige altas competencias de liderazgo y
práctica habitual de reconocimiento.



Conozco al Ceo de la compañía de este joven y sé cuánto se disgustará si decide marcharse porque es consciente de su impresionante know how, poderosa red de contactos, musculatura para el sacrificio, visión empresarial y fabuloso sentido del humor. Cabría entonces preguntarse por qué durante años no ha tenido una palabra de reconocimiento, por qué no le ha dado una porción del pastel... ¿Por qué? 

En síntesis: la gestión de personas con un talento excepcional exige líderes con habilidades excepcionales que -afortunadamente- ¡se pueden entrenar! 


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