viernes, 12 de mayo de 2017

Vocación y Gratuidad ¡no es lo mismo!



Un hombre al que conocí hace tres años me escribe solicitando mi ayuda profesional. Afortunadamente le recuerdo bien: fuerte, joven, elegante y al frente del departamento de recursos humanos de una gran corporación. También lo percibí un poco arrogante, casi chulesco.

Pero me escribe solicitando apoyo profesional y rauda como el viento le facilito las coordenadas de un primer encuentro en el despacho de San Sebastián. Narra que le han despedido de manera fulminante sin haber tenido tiempo de preparar un plan B. Le priorizo en mi agenda al entender que desea encauzar su carrera cuanto antes. Acordamos una fecha, una hora, y le avanzo el coste de un encuentro de trabajo. Entonces el hombre joven, fuerte, ex directivo y un poco arrogante me dice que al escribirme estaba planteando una "relación desinteresada".


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Desinteresada ¿para quien? porque su interés en mi conocimiento experto, contactos profesionales, apoyo, aliento, consejos y revisión de su currículum vitae no parecen ciertamente desinteresados aunque... quizá hay algún aspecto que se me escapa... ?!

En su airado email postponiendo sine die nuestro encuentro me dice que pensaba que mi trabajo era "vocacional" y entonces salta el tigrecillo que me habita. ¡Claro que mi oficio es vocacional! como el pediatra, el dentista, el osteopata o el profesor... Vocación de apoyar, alentar, contribuir, acompañar... pero ¿quién dijo que vocación y gratuidad sean lo mismo? Una cosa es trabajar solo por dinero. Otra trabajar sin poner en la ecuación el dinero, un lujo que un autónomo no se puede permitir porque desaparece del mercado en treinta segundos.

Me ha enfadado un poco, la verdad. Y me ha parecido un abuso porque este hombre tiene paro, familia adinerada, poderosos amigos, ahorros y una pareja con un cargo directivo. Es cierto que yo practico el diezmo y trabajo un 10% de mi tiempo con personas que precisan apoyo y no pueden remunerarme pero... ¡¡éste no era el caso!!  En fin, le deseo lo mejor y me permito recordar que vocación y gratuidad no son sinónimos porque ni hacienda, ni la seguridad social, ni mi casero aceptan el pago con moneda vocacional.


2 comentarios:

P.R. dijo...

Pecas de bondadosa, Azucena. A un bichejo así no hay que desearle lo mejor porque lo mejor para él, sin duda, supondrá dolor y sufrimiento para otras personas inocentes.

Azucena Vega Amuchástegui dijo...

Gracias por asomarte al blog, P.R. ;-D y por tu aprecio. En realidad creo que toda persona está librando una dura batalla y que la curva de aprendizaje se hace más intensa si no escuchamos las lecciones de la vida. Un abrazo, desde la bahía. ¡Gracias!