Cuando murió mi padre no lloré. Tampoco lo haré ahora que ha muerto un referente profesional al que considero mi mentor de cabecera, Sir John Whitmore.
A los dos les gustaban los pantalones de pana gruesa -quizá porque eran delgaditos-, ambos tenían siempre una sonrisa amable en el filo de la boca y eran grandes escuchadores -al igual que mi pareja- que cierra el trío de personas relevantes de mi vida que comparten el arte conversar como una manera de construir relaciones y proyectos.
Conocí a Sir John Whitmore en el año 2002 -cuando ya no competía como piloto en el circuito de Le Mans- y volcaba la totalidad de su tiempo, talento y energía en promover el cambio global, si bien se centraba en Europa con mayor intensidad. Tanto él como su amigo Timothy Gallwey fueron pioneros del coaching empresarial a mediados de los años ochenta, cuando esta emergente profesión no existía salvo en entornos deportivos de los que provenían.
Como todo líder visionario John Whitmore (*) supo intuir el poder revolucionario del coaching para transformar personas, equipos y organizaciones, lo que hizo con gran éxito los últimos treinta años de su vida.
Recuerdo con cariño una de las conversaciones con John Whitmore en el jardín de su casa: "... Azucena, ¡no hay tiempo! ¡corre! entrena a líderes del máximo nivel que puedan propiciar cambios relevantes en el mundo...". Entonces me asusté y reconocí no sentirme preparada para semejante responsabilidad. Después me he acordado muchas veces de John -con quien intercambiaba correos electrónicos, y al que pedía consejo sobre temas espinosos de nuestra profesión-. Hace un par de años le conté que ya me atrevía con las "vacas sagradas" de las organizaciones, con los Ceos puercoespín (un chiste que compartíamos) y con algunos comités de dirección correosos y esquivos. John se alegró mucho y me pidió que fuese brave (valiente) y en esas estoy. Aunque... ahora que se ha ido me siento más sola.
La noticia de la muerte de Sir John Whitmore me llega a través del CEO de Performance Consultant International (con sede en Londres), David Brown, quien al expresarle mis condolencias me dice que la noticia es: "...Sad and joyous Azucena -he really lived and loved- (triste y gozosa, Azucena -él realmente vivió y amó-...").
(*) Sir John Whitmore pertenecía a la ICF, International Coaching Federation, con sede central en USA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario