No soy de susto fácil. Sin embargo, dos intelectuales de primer nivel alertan sobre el riesgo del uso indiscriminado de la tecnología y la aplicación de la inteligencia artificial sin código ético. Y -aunque no soy de susto fácil- "me inquieta el futuro cercano de las próximas generaciones.
Alterno mi tiempo libre entre el mar, los montes y el estudio de libros, artículos y manuales que refrescan la despensa de mi conocimiento al servicio de un oficio que amo y retomaré dentro de unos días. Digamos que profundizo en lecturas que exigen atención y energía de la que no siempre dispongo cuando me someto al ritmo de la agenda y que entre líneas capturo alertas que comparto...
El profesor del MIT, Max Tegmark, resume las consecuencias de la inteligencia artificial aplicada indiscriminadamente: máquinas perfectas para perpetrar asesinatos anónimos e incremento de la desigualdad económica, ya que el control del planeta estará en manos de un pequeño grupo de gente. ¿Qué propone el experto para evitar esta catástrofe? que más grupos de interés participen en la conversación sobre inteligencia artificial: psicólogos, sociólogos y economistas... de manera que se establezcan las prioridades correctas. Tegmank afirma que hay mucha presión económica para hacer obsoletos a los humanos ya que las empresas hacen más dinero si reemplazan a humanos por máquinas.Ver artículo completo.
La inteligencia artificial
ha de someterse a los humanos.
Hay una gran presión económica
para hacer obsoletos a los humanos.
Por su parte el historiador israelí, Yuval Noah Harari -autor del best seller Sapiens-, considera que "... el mayor problema político, legal y filosófico de nuestra época es la regulación de la propiedad de los datos. Noah Harari (Universidad Hebrea de Jerusalén) considera posible hackear a seres humanos y saber sobre ellos más que los propios individuos. Y aún detalla que el gran tema son los datos biométricos que revelan qué sientes / necesitas o cómo tomas tus decisiones...
Dentro de unos días saldrá al mercado su último libro: 21 lecciones para el siglo XXI, una guía para afrontar las turbulencias del presente y en el que revela que en ciertos círculos de influencia "... no tener smartphone es símbolo de estatus porque la atención es un recurso disputado...".
No hay comentarios:
Publicar un comentario