viernes, 21 de mayo de 2010

Un mundo en tecnicolor

Comencemos por lo evidente:
el mundo se despieza como un informe rompecabezas.

Asustadas, las empresas corren y se alejan del impacto de la bomba financiera como aquella niña japonesa que en 1972 corría desnuda hacia la nada mientras huía de la explosión de Vietman. En este caos de pánico y desconcierto, se resquebrajan los cimientos de las certezas que hasta ahora regían las aulas de las escuelas de negocios, las salas de los comités de dirección, y las reuniones de los sesudos consejeros delegados.

Así las cosas, algunos intuímos que bajo el rompecabezas financiero se esconde la ausencia de ética y acaso -digámoslo claramente- la pérdida de conciencia en el vivir, actuar y producir.

Acosados por la cuenta de resultados, los empresarios buscan soluciones y atajos que inyecten velocidad a un sistema ralentizado por la brutal caída de pedidos de productos y servicios. Rodeados de asesores, consultores y expertos, los empresarios comienzan a mover piezas del puzzle que otrora funcionó con la perfección de un reloj suizo y que ahora retrasa quince de cada sesenta minutos. Con la mejor intención, en la búsqueda de celeridad y soluciones se realizan drásticos cambios que arrancan de cuajo los pilares de las organizaciones, para injertar sistemas, procesos, personas y metodologías nuevas de probado resultado en las aulas, tésis doctorales o -en el mejor de los casos- en algunas empresas de algún remoto lugar de otro continente. Entiéndanme, pertenezco a varios grupos de trabajo de Innobasque -la agencia vasca de innovación-, apuesto por la sociedad del conocimiento y por los cambios... Ahora bien, desde el sentido común y el equilibrio.

Es frecuente observar en las empresas vascas (familiares en un noventa por ciento) que la apuesta por lo nuevo sepulta lo mejor de lo antiguo cuando quizá (llevando al extremo de lo abstracto el concepto win-win de Covey) debiéramos ser capaces de ganar-ganar o de sumar-sumar lo mejor del pasado con lo mejor del futuro. Al fin y al cabo, el presente se ha construido sobre las bases de un ayer en el que las personas hicieron las cosas lo mejor que pudieron con su talento, herramientas y maquinaría. Borrar de un plumazo y sin tiento todo ese bagaje me parece una frivolidad, acaso un snobismo. Sugiero separar el grano de la paja con primor mientras implementamos la vanguardia de la ciencia en todas sus manifestaciones. ¿Qué sentido/placer o utilidad tiene cargarse lo anterior sin respeto por logros y claves del ayer?

¿Y las personas? Más que nunca se habla de personas y de "nuevos estilos de relaciones" cuando (en mi opinión) es algo que se hacía bien de manera natural en muchas pequeñas empresas vascas -e incluso en algunas grandes- y que parece hemos olvidado. ¿Dónde queda el instinto del empresario de raza, el olfato emprendedor, dónde están los buscadores de oportunidades?

Pienso que en Euskadi no todo fue negro en el ayer empresarial. Como no todo es blanco en el hoy de las vanguardias. Ni blanco, ni negro. ¡Por favor construyamos un mundo en tecnicolor! Entre todos, podemos. ¡Sumando!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha resultado interesante el post como inicio de acercamiento a la realidad empresarial vasca. Dado que ésta se caracteriza por su temple innovador, a la vez que por estar muy unida a sus raíces, posee un gran atractivo desde muchos ángulos, incluido el coaching, perspectiva de este blog que visito regularmente, aunque es la primera vez que escribo algo.

Este post me ha afianzado en el acierto de una observación sobre las empresas que he leído ayer mismo: "la tecnología y los edificios se deterioran, las personas nunca se deterioran sino que cada vez saben más." Lo ha escrito un vasco y empresario.

Esta experiencia me ha venido enseguida a la mente al leer el post, y me ha dejado más claro si cabe que son los hombres y las mujeres que integran las empresas su elemento de continuidad y quienes las conducen en todo momento.

No sé cuántos nuevos estilos de relaciones existen, aunque sé de uno donde, en efecto, se conjugan las más profundas raíces vascas (he leído al autor del mismo que las personas de las "empresas" han de repartirse el beneficio como hacían desde siempre los arrantzales, pescadores, en euskera). Otro gran interés de este estilo al que aludo es su capacidad de respuesta satisfactoria a la nueva realidad que ha configurado el fenómeno repentino de la globalización. La globalización sí ha borrado prácticamente de la noche a la mañana el entorno empresarial conocido y lo ha sustituido por otro muy diferente. En él estamos metidos de lleno, casi como si no hubiéramos conocido otro.

Los mercados y la sociedad no dejan de evolucionar, como tampoco las personas y las empresas. Por lo general, lo que se aprecia es que las decisiones de cambio se toman con la meta de seguir adelante. Las "empresas" siempre han buscado un estilo que permita un buen presente y mirar hacia el futuro, es decir, no hundirse, sino prosperar. Más o menos lo que buscamos las personas individualmente.

Unas empresas creen que la clave o el estilo es seguir con lo que han hecho siempre, otras se suman a una moda que llega de otro país o de una celebridad, otras hacen lo que sea…

El tiempo es el que dice si han acertado, tal como hemos verbalizado a partir de Darwin: quienes sepan adaptarse al medio, sobrevivirán, al contrario de quienes no sepan responder a la realidad. Esto es una experiencia al alcance de cualquier persona y desde siempre, por lo que indico que Darwin la verbalizó, no lo inventó. Sin embargo, lo valioso de Darwin y de quienes dan a la sociedad su experiencia es que nos permiten un conocimiento infinitamente más amplio del que podríamos aspirar a poseer individualmente y esto es un gran recurso para lograr el futuro deseado. Darwin fue más allá que nadie en el estudio de la evolución, igual que otras personas van más allá que la generalidad en sus conocimientos.

Valoro la experiencia de las personas, creo que con más cariño que motivación intelectual, al fin y al cabo, buscamos un futuro con cierto grado de felicidad, y la satisfacción que nos reportan las personas y las relaciones con ellas es, me parece, la fuente más importante de la misma.

Un saludo

VA.Coaching Marcando Posibilidades dijo...

Que calidad de los que participan de este blog, más que buen comentario, excelente!!!.
Yo desde Argentina, con realidades diferentes y a veces tan parecidas;
sobrevivir ...elecciones, conversaciones, vida, país, empresas, seres,pertenecer...
razón de nuestras vidas!!!!
andrea