Hoy he calzado mis sandalias rojas por primera vez desde 2012. Ajena a el calendario y las convenciones ¡he inaugurado mi verano! También he aireado mi vestido Pukas adquirido en un outlet.
Por la tarde me he atrincherado en la terraza de casa rodeada de mis manías: cuatro pilots G-2 xs de otros tantos colores, el que llamo cuaderno de pensar (grande, barato, de cuadritos), varios periódicos, y el libro que me regaló Amaia: Todo va a cambiar, escrito por el profesor del IE Business School, Enrique Dans, un experto internacional en nuevas tecnologías quien argumenta la necesaria omnipresencia en Internet.
Cuando el sol ya caía en el horizonte he sentido un vértigo amarillo en el estómago, una ráfaga punzante de consciencia. Les cuento. Desde hace unas semanas incluyo en mi registro de actividad una gráfica en la que contabilizo las horas que dedico a actualizar contenidos en Facebook, Lindekin y Blogger. Con sus más y sus menos, invierto entorno a 10 horas semanales que descuento de mi ocio personal, descanso y socialización. No es buen asunto. Además me inquieta la rotundidad con la que el profesor Dans recomienda la presencia on line como una cuestión de vida o muerte ¡empresarial!
La complejidad de un empresario-bonsái exige un conjunto de competencias y actividades que rozan lo inhumano: ha de encarnar a un tiempo los perfiles de productor (de bienes o servicios), comercial (de su oferta), gerente (de sus finanzas) y -ahora, como imprescindible- la de community manager o gestor de contenidos on line. A mi no me alcanzan los días. A veces no me alcanzan las noches ;-(
El segundo vahído en el estómago se ha producido al descubrir que el profesor Dans ha sido la persona que ha ofrecido este mes una clase magistral en el IE Business School donde me han pedido que intervenga a finales de junio para compartir mi experiencia como entrenadora de líderes y equipos empresariales.
Llegados a este punto he dejado el libro en el suelo de la terraza, me he quitado las sandalias rojas, he sentido los azulejos aún templados por el sol, he mirado al mar y, de repente, una sacudida de adrenalina ha enderezado mi espalda mientras un montón de ideas saltaban al "cuaderno de pensar": Hablaré del Hub Madrid, donde no hay profesores, sino coaches que inspiran a los emprendedores...
No, no... hablaré de la Universidad de Yale, cuyo programa de liderazgo incorpora a coaches para reforzar las competencias sociales de los alumnos. En The Yale School of Management se repite como un mantra: "Más palabras y menos ecuaciones".
No, no... centraré la conferencia en la tendencia a trascender el individualismo empresarial para practicar la co-creación y el co-working: cooperar o morir.
Cae la oscuridad en la bahía y hace un poco de frío. Recojo mis bártulos, calzo las sandalias. Definitivamente el eje de la conferencia será la reflexividad, el acto de parar, cuestionarse las inercias que nos han traído hasta el hoy, hallar áreas de mejorar y llevarlas a la acción. Dios salve a mis mentores. Ellos me enseñaron que las empresas que sobrevivan en el siglo XXI serán aquellas que practiquen a diario la reflexividad o el bello arte de preguntarse por la verdad: ¿Cómo estamos haciendo las cosas? y ¿Cómo las podemos mejorar?
El día 26 de junio -en un acto organizado por IE Business School, en la Cámara de Comercio de Guipúzcoa- seguimos... Empujando el loco mundo para que gire en busca del ansiado porvenir.
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