Todo comenzó un jueves cualquiera del mes de junio, en Bayonne (Francia).
El tren procedente de Toulouse llegaba con media hora de retraso. Dimos un paseo bajo el límpido cielo azul.
Ya con ella, la violinista sobre el tejado de cinc, viajamos a Capbreton en cuyo puntal marítimo tomé esta fotografía.
Después de una copa de nata y helado en una terraza nos acercamos al concierto de Dax. Ella dirigía la orquesta. Un murciélago revoloteaba encima de los músicos y debajo de la cúpula catedralicia. "Concierto" de la Orquesta de Cámara de Toulouse y "Desconcierto" del murciélago. No logró distraer a los músicos. Les aplaudieron tanto que tuvieron que ofrecer dos piezas extras.
La nostalgia volvió a casa en tren. Es bonito vivir para contarlo.
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