jueves, 27 de junio de 2013

Viento de Cambio


Por la vehemencia con la que abrazo el cambio, ayer me llamaron Kamikaze. Dado que se trata de un término duro, hubiera podido sentirme herida con "el dardo de la palabra". Sin embargo, lo tomé como una alerta al ejercicio profesional de entrenadora que hablaba más de quien formulaba la expresión (y sus valores) que de mí misma. 

El término fue utilizado con dulzura por el sabio Sabino Ayestarán quien me honró con su presencia en la conferencia que impartí en la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Guipúzcoa. En realidad creo que trató de equilibrar discursivamente la vehemencia de mi propuesta con la cautela-prudencia de su enfoque existencial. Y cuando se despidió a la salida me dijo al oído sonriendo: "Muy bien, Azucena... ¡ya hablaremos!".   Y lo haremos pronto en una de esas tardes en las que nos citamos para comentar libros, tendencias y zozobras éticas, otra de las cuestiones que ayer también lanzó ante los asistentes del  IE Business School e invitados. La fotografía refleja el momento de su intervención:


Para entonces yo ya había desgranado los orígenes del entrenamiento empresarial y desarrollado el concepto inner game (juego interior) o el poder de la actitud que me enseñó directamente Sir John Whitmore: no siempre podemos cambiar los hechos, pero siempre tenemos el poder de elegir nuestra actitud (acaso lo único que nos pertenece). Además de mostrar en el power point una fotografía tomada hace años con Whitmore, "cosifique" la actitud afable con la que podemos abordar la realidad con un libro sonriente de Imaginarium como vemos en la fotografía:

 

La previsión de los organizadores era que el evento durase cuarenta y cinco minutos. Estuvimos hora y media mientras las preguntas daban paso al debate y los asistentes mostraban interés por la reflexividad que lleva al diagnóstico, a la toma de decisiones, al plan de acción, al cambio y -finalmente- al logro de liderar la propia vida y los negocios.


Ya en casa no podía dormir. Estaba contenta porque había ofrecido mi primera conferencia ¡de pie! (nunca me había atrevido con anterioridad) y lo había hecho sin mirar el texto (memorizado) y hasta me había acompasado con las diapositivas. La adrenalina interfería el sueño así que me levanté, abrí el ordenador, y miré la variada definición de kamikaze. Me quedo con dos acepciones que provienen del japonés: flor de loto (al fin y al cabo la azucena es una flor ¿no?) y viento divino... ¡ni tan mal! Kamikaze. 

1 comentario:

veronicafotografia.com dijo...

La fotografía en intervenciones universitarias es un puente entre el conocimiento y la audiencia. Captura momentos, documenta descubrimientos y preserva legados, transformando ideas en imágenes memorables y significativas.