lunes, 16 de abril de 2012

A su tiempo... casi todo florece



De vez en cuando algo florece: la camelia que me regaló Julián en 2009 incrementa cada primavera el número de flores, el tamaño de las mismas, y hasta la intensidad de su color. Este mediodía -tras una lluvia torrencial- he tomado la foto que ilustra el post en el patio del despacho de San Sebastián. ¡Son tan hermosas!

De vez en cuando algo florece y publican el prólogo que escribí al libro de un amigo sin modificar una coma al texto original. Detrás del gesto siento respeto, uno de los valores que defiendo con fiereza. La editorial "ordeno y mando" pretendía que hiciera un pastiche de conveniencia al que me negué en rotundo desde el principio . Tras un cruce de correos electrónicos en los que el tono ha ido subiendo de temperatura, y en los que me he visto obligada a practicar todos mis conocimientos de asertividad, di por perdido el caso hasta el punto de que me he llevado una grata sorpresa al abrir el ejemplar y comprobar que el texto sigue en pie con la dignidad, emoción y honesta admiración con la que fue escrito.

Después de casi diez años de ejercicio profesional como entrenadora de líderes y equipos de empresa, como gestora del cambio, como start up pionera del coaching en el País Vasco, la International Coaching Federation, ICF, vuelve a otorgarme la licencia trianual para seguir ejerciendo al máximo nivel de conocimientos, experiencia y ética.  De vez en cuando, algo florece.

Más allá de las palabras, la ética es la llave maestra con la que abro cada mañana la persiana de mi chiringuito: aparezco vestida con mis valores, misión y visión, y si bien los dos primeros permanecen estables como un fondo de armario, la visión cambia conmigo, muda de piel junto con las células y las neuronas que se conectan con creatividad. El tribunal de la ICF en Lexington (USA) mira con lupa todas las formaciones realizadas, las horas de entrenamiento empresarial, las referencias de los clientes, las recomendaciones de los mentores, los textos que publicas, las asociaciones a las que perteneces, y las redes sociales en las que te implicas. Después agitan el cóctel, y si todo está O.K., te renuevan la licencia para tres años más. Mi categoría internacional es PCC, rango que en el País Vasco no posee ningún otro profesional y que se equipara a la Q de oro que otorgan por su excelencia a las empresas ejemplares. No está mal para un bonsái.  ;-D

2 comentarios:

H dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=QgFDQQufCo0

Anónimo dijo...
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